ODA A BUDA

Murialdo Chicaiza



De su tierra que fluye mangos y plátanos

húmeda y fría expansión de vida

totalidad de alturas, fragmentos de aurora.

Elefantes blancos, abundancia que no discrimina,

gozo, magnos palacios, belleza, ilusión y sabiduría,

pobreza, ermitaños santos, ascetas amarillos

le rodean hasta seducirle y saciarle.

 

Una mañana heroica y definitiva, Gautama,

mira a un hombre anciano, lleno de días y años

y tu alma intacta siente una punzada

como los puñales que a veces da la vida,

y de pronto el trino de las aves enmudece

ante el ritmo propio de su claro pecho de zakia.

 

Al siguiente día la muerte se presenta

con un velo oscuro que cruza por la frente

como un rumor de moscas ante la hiriente fetidez

y su pensamiento se abre en luz ante el acertijo

que le imponen estos dos aciagos caminos.

 

En otra clara mañana sus pies de loto se encaminan

hacia un ser adolorido, enfermo, horizontal y aturdido

que le mira con ojos de vidrio, resoplos y quejidos

y Siddartha se siente enfermo, anciano y descompuesto

ante la cruel certeza que nos impone la vida.

 

Pasaron los años y nunca más el iniciado olvidó

a las tres maestras que cambiaron su vida de guerrero

y ante un frondoso árbol se sienta conmovido

mientras su corazón de cisne, manso y apacible

desechaba la violencia que la ilusión le muestra.

Y mira hacia adentro, respirando hondo

en busca del gen trascendente, el gen de Dios.

Halla la respuesta: todos somos mendigos

debemos buscar las respuestas, lo simple nos desata.

Vaciarnos para estar llenos, buscar el medio:

la proporción exacta, el promedio, ahí está el equilibrio.

El deseo ya no existe, la luz abrasa como llama que se apaga.

¿Es la muerte, la vejez, el ser y no ser falsas ilusiones?

La libertad es no tener miedo, respirar es vivir,

Solo vive feliz y es sabio el que ha desechado el miedo.

El sufrimiento existe, hay que buscar su raíz, mirarlo de frente,

como se debe mirar a un amado enemigo.

Solo sana el que reconoce su sufrimiento.

La nube no puede morir, solo se transforma en agua

la muerte es una continuación, no se aplica al hombre

tenemos el derecho de evadir el sufrimiento y la muerte

no dejemos de luchar, guerreros de luz,

para alcanzar el real sentido de la vida.

 

 

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  • Autor: lapiedraviene (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 30 de noviembre de 2013 a las 22:51
  • Categoría: Religioso
  • Lecturas: 98
  • Usuarios favoritos de este poema: Hugo Emilio Ocanto
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