Carta II
A MI HIJO
Ven caballero, desviste tu fe frívola, levanta su oído, e iza la bandera de la contemplación. El fervor leal a tus guerras te otorgará la conquista de un galeón, para andar la nueva mar.
Mujer: fragmento sublime de la plenitud. (Su alma es una mina de ímpetu. Incrusta tu virtud de él, y otórgale el talismán de las ilusión; con el cual, conjure el espíritu de la unidad.) Por ella: Enciende los brazos de la esperanza y siembra comprensiòn en las villas de su cielo. Dirige, en los coros del viento, un canto de evocación a los dioses de la fortuna, por su tiempo, por sus frutos. Forja una espada de fuego en el yunque de sus besos, blándela gallardo e impide al lobo del quebranto, prenda el cuello del amor. Se implacable con el menesteroso de las pasiones. No lleves a palacio polilla de orgullo entre las ropas, carcome los huesos de la razón. Amala como amarías la sangre de la tierra entre tus manos. Da tu piel por la suavidad de la suya. Haz poemas a las piruetas de su ánimo, y confiere tu sangre, toda tu sangre al recaudo de sus amorosos ojos.
Por el desposeído y la mortaja de su sombra: Corona tu virtud con guirnaldas de ahínco. Siembra árboles frente los rostros de hacha y fuego. Exhuma de las mordazas tu sangre de niño. Apiádate del filósofo de ocasión y bríndale el perfume de tu silencio en alforjas de oro. Besa la lepra del cansancio hasta curarlo. Haz un refugio lejano para el chacal del ocio, y dale a carcomer las hojas de un libro sagrado. Las uvas del dolor hacen vino más robusto y generoso, bebe lo suficiente y nunca convides. Las manzanas del sufrimiento avinagran la sidra del anhelo. Pon tu diestra en prenda por la justicia y en la siniestra empuña la dadiva contra avaros y codiciosos, pide sus espejos y velo todos los días de tu vida. Fuma tempestades en tu pipa de paciencia y altera tu espíritu con hojas de lluvia cualquier otoño. Galopa desaforado solo si ves al cielo hacerse monedas de oro y únicamente para salvar de un huracán a tu estirpe. Venera las mentiras de los patriarcas, son semilla de tolerancia. Y cuida de la bondad ajena más que a tu vida, en ello te va la vida.
- Autor: Henry V (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 5 de diciembre de 2013 a las 18:24
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 121
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