Cuando la tarde cae las flores se marchitan,
llega el amanecer y sus pétalos se inundan de la escarcha,
sale el primer sol de la mañana y sus hojas reflorecen
y nuevamente por la tarde languidecen.
Así es mi vida. Algunas veces mi cuerpo pide marcha
y otras, las más, presiento que dormita.
Navego entre las aguas procelosas
de mi tumultuoso océano personal e intransferible.
Por más que busco entre las rendijas de mis losas
no hallo ninguna que la pena merezca y eso es triste.
Mis ojos son el reflejo de mi alma
y mi alma lucha consigo misma inundada de recuerdos,
-en un intento vano trato de separar los malos de los buenos-.
pero, como siempre, después de la tempestad viene la calma.
Ya la tarde está al caer. Y el infinito
difuminado se refleja y languidece en mi mirada,
cojo mis bártulos y sigo andando despacito
a la espera de que quizás también amanecerá mañana.
- Autor: donbuendon (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 17 de diciembre de 2013 a las 03:07
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 178
- Usuarios favoritos de este poema: , El Hombre de la Rosa, Jhonnatan3
Comentarios1
Una gratificante poesía has escrito hoy amigo Donaciano...
Un placer leerte...
Saludos de amistad y afecto navideño...
Críspulo el Hombre de la Rosa...
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