TESTIMONIO DE SIMÓN
Desde lejanas dunas
de dorados y tibios arenales
un hombre de humilde cuna
acercóse sin previas señales.
Lo vi venir. Lo vi arribar.
Más que andar, parecía flotar.
En sus labios se leía la sed.
Miró mi rostro. Miró mi red.
Ondeaba su extenso cabello
por el cálido viento impulsado.
No era por fuera El bello.
sino su espíritu iluminado.
De poses autoritarias exento,
nos observó con infinita ternura.
Y luego de regalarnos su mirada pura
nos dejó oír sus verbo opulento.
Sabias palabras sus labios modularon
a nosotros dirigidas, humildes pescadores;
y de todas partes las personas se juntaron
siendo ellos nobles, viles, ascetas, timadores.
Y danzando con los silfos su verbo
en el tibio aire de aquellas playas,
pronunció y, su lenguaje, acerbo
fue para los espías de las atalayas:
“Vengo de fértil y hóspita región
como mensajero de paz, encarnado.
Un programa de trabajo he elaborado
para vosotros, miembros de mi legión.
Echad de lado vuestras redes
y dejad los peces en su sitio.
Ahora, convertíos a seres
que visten de silicio y litio.
Que vuestro arte de pescar sea
de peces a hombres mutado
y que todo ojo vedado
por vuestra sabiduría vea.
Vengo de un Sitio prometido
a todo aquél que se decida
a limpiar su alma envilecida
y a forjar un mundo agradecido.
Un Sitio por muchos olvidado
siendo sus natales tierras
donde nunca sus pasos yerra
quien a su seno ha retornado.
Vengo de un Sitio independiente
donde no hay reyes. Sólo Aquél
quien con ígnea voz de fuego ardiente
hace temblar hasta Bael.
Es un Lugar sin murallas ni fronteras
de libre acceso e inmediata entrada
cuyas leyes, desde antaño promulgadas,
para el impío son serias barreras.
A destruir vuestras leyes no he venido
empero, a reafirmarlas
a hacerlas asequibles a todo oído;
a darlas y a practicarlas.
Es la vida vasto y profundo mar
y vosotros frágiles navegantes
aceptadme pronto, cuanto antes
si a la otra orilla queréis llegar.
Amaos los unos a los otros
como yo os he amado.
Que los lazos de amor no sean rotos
por rencores encarnados.
Actuad en buena Ley
teniendo al Creador por delante
y vuestra frente erguida se levante
ante el juicio del Gran Rey.
Apartad la intrínseca hesitación
que cohíbe nirvánicos proyectos
y enderezad de una vez la acción
combatiendo los deseos abyectos.
Quien en mi crea, en sí mismo muera,
tome su cruz y sígame quien quiera.
En mi hogar hay muchas moradas
y para vosotros están reservadas”.
Calló el extraño su alada expresión
considerando justo ya lo hecho
y andando en opuesta dirección
dejó contritos muchos pechos.
... entre cercanas dunas
de dorados arenales
un hombre de humilde cuna
nos dejó algunas buenas señales.
Norman Alexander Agnär
(31121985)
- Autor: NormanAlexanderAgnar ( Offline)
- Publicado: 23 de diciembre de 2013 a las 00:17
- Comentario del autor sobre el poema: Una etapa de mi vida
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 37
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, Raúl Daniel
Comentarios1
Una generosa belleza tus preciosas letras amigo NormanAlexander
Saludos felicidad y amistad en Navidad
Críspulo Cortés
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