ABRIENDO EL CAMINO

ABRIENDO EL CAMINO

Estrecha y oscura la selva virgen,
no permitía el paso.
Ante la insistencia por penetrarla,
en los tallos estorbosos
fueran quedando suspendidas
los lajas de piel.

Haciendo buen uso de la lluvia,
sobre la marcha
fue preciso fabricar el enjuto camino,
exponiendo el agitado cuerpo,

exigiéndolo y obligándolo al máximo,
a trasegar el trayecto
aunque fuera por primera vez.

Importaron menos las lamentaciones
y las lágrimas
ante la alegría y el ansia de llegar.

Tras un leve estertor del rayo
anunciando el rojo invierno,
a través de un huequecito del paisaje,
hacia arriba posicionada en el montículo,

se pudo advertir la casita
que albergaría al osado caminante,
quien empezó a arder de una fiebre mayor
ante la inminencia de la llegada.

Entonces, haciendo caso omiso
a futuras coyunturas, apretaron el paso
y abriendo a patadas la única puerta

se lanzaron jadeantes
sobre el traslúcido tibio piso
que palpitó con ellos.

Norman Alexander Agnär
(24092009)