Jesús, alegría del Hombre

                   para P.B.

Recuerda, Hermano, no olvides
que Dios ha nacido obrero,
de una muchacha de aldea
y de un padre carpintero.
Que antes de echarse al camino
para invitarnos al Cielo
aprendió a ganarse el pan
con sudor del más honesto.
Que cuando le erraba al clavo
puteaba como el primero
– que hasta Dios blasfema un poco
cuando se revienta un dedo.
Que en sus cosas de ser hombre
de a poco fue descubriendo
que el hombre también es Dios
…y se jugó a ese misterio.
Porque, por poder, podía
seguir tranquilo en su pueblo,
trajinando en su taller
– seguramente cumpliendo
con retraso las entregas,
que es muy propio de ese gremio.
Y casándose, también,
que estaba en todo derecho…
Pero si lo hiciera, ¿quién
echara luego del Templo
en un son de rebencazos
a los mercaderes esos
que andan diciendo que el Padre
negocia con usureros?
¿Y quién diría que puede
pasar primero un camello
por el ojo de una aguja
que entrar un rico en el Reino?
Sí, murió sin defenderse…
también me cuesta entenderlo
(mas siento que por su muerte,
pesa mi muerte algo menos
y porque sé que está vivo
combato con menos miedo).
Pero lo más importante
– esto vas a comprenderlo –
es que nació en un establo
de padres que lo quisieron
más allá de su pobreza
y humildemente sabiendo
que el tesoro de los hijos
hay siempre que agradecerlo.
(buen José de Nazareth,
vivo puesto en tu pellejo:
el hijo es del que lo cría,
lo que se ama no es ajeno).
Y aquí la estoy terminando,
mi querido hermano ateo.
¡Bendiga Dios a los tuyos
por Navidad y Año Nuevo!