Dios no conocía esto de mí,
quizás es cuestión de tiempo,
si yo fuese él,
me pensaría mejor dos veces la vida.
La vida se escarcha
en el sueño del pobre,
envuelta de frío
con vacío en las noches.
Congelados quedaron sus ojos,
más abiertos que el cielo.
¡Niño!, no mires más el hambre,
que la mano de la escarcha
no llena nada,
ni cierra ojos de pobre.
En la cuna del frío,
no hay ojos más nobles,
que miren tan temprano,
a los días y a las noches.
La mañana cruje al cielo
alarmando a los bosques,
metidos entre mantas
vieron tus dos luceros,
más tiesos que un roble.
¡Hijo!, yo cierro tus ojos,
hilo a hilo me deshago,
tejiendo tu cama
entre la escarcha y el cielo.
Fui yo quién tapé al niño,
con mi estallido fuerte,
más fuerte que los latigazos,
prometiendo tu muerte.
Dios no conocía esto de mí,
ni el arrullo del eco,
ni la escarcha del hambre,
que mataron tus ojos negros.
- Autor: Adelaida López Marcos (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de diciembre de 2013 a las 10:02
- Categoría: Triste
- Lecturas: 55
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, Lucia Pastor
Comentarios3
Escribes con inteligencia y delicadeza, aportándole un sentimiento que llevas muy dentro. Es triste el poema y se me saltan las lágrimas al pensar en esos ojos negros.
Siempre es un placer pasar a leer tus poemas.
Besos
Víctor
Muchas gracias wicttor!!! asi es, son escritos de un alma que no descansa, feliz año !!!
Feliz Año Para Ti Adelaida!
Maravillosa forma de versar tus letras amiga Adelaida
Saludos de amistad y afecto
Críspulo el de la Rosa
No había tenido el gusto de leer composiciones tuyas (tan solo una), pero de verdad creo que esta es admirable. Impresiona la fuerza y la crudeza con que has sabido expresarte. Te felicito sinceramente..
Gracias Alberto!!!!! se agradece las buenas palabras, saludos!!!!
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