Nuestra Alma, en flor de pena,
Va desnuda a los infiernos del destino
Al sublevar el Pecado.
¿Por qué, si sangre deiforme nos conforma,
Sin temores de tiempo, distancia o muerte,
El alma sigue siendo la doncella del laberinto?
¡Que el hombre deponga sus apegos,
Descienda a las cavernas del ser
Donde la Muerte grabó los signos del pacto con la vida,
Y traslade firmeza de rituales negros
Para enfrentar su intemperancia!
¡Que vigile la Mente , sin ceder a fantasías,
Pues no es oráculo del Alma, ni Ella, reflejo del pensamiento;
Sino eco y réplica de anhelos,
Venero de sus origen, artífice de amores,
Y cantera del Verbo en todas sus gamas;
Su savia es el espíritu del sueño, trigo del pan de la ilusión.
La Doncella del Laberinto no renuncia a las posibilidades de la fortuna
Pero sospecha que el Hombre es un Minotauro .
Ian Henry Deep
Comentarios2
muy bueno.....
Me gustó
bambam
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