Ojos de uva, piel de manzana,
boca que atrapa, alma sin calma…
Lejano aullido de lobo encantado
abrazo de oso, calor de noctámbulo.
Nunca más beberemos de aquel alba clara
los tristes sollozos que herían la calma,
de sabernos solos, de sabernos raros,
de gozarnos tiernos, de llorarnos mansos,
de vivir la vida sin rumbo preciso,
sin otros pareceres que los de unos cuantos,
sin poder dejarnos, sin lograr odiarnos,
caminando juntos sin avances claros
pero melancólicos… por el propio llanto
que inundó de estío esos tristes cantos
con que se sembraron tu campo y mi campo.
Nada más lejano que tu tiempo y el mío…
Nada más lejano…
Mario Ranero
- Autor: Mario Ranero (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 9 de enero de 2014 a las 01:49
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 51
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Muy bella la lectura de tu gran poema amigo Mario Ranero
Saludos y amistad
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