—Amado maestro, qué es el Karma? —preguntó un alumno, nada más empezar la clase.
—Estáis muy despiertos en esta bella mañana, —dijo el maestro al tiempo que siguió con su apreciación:
»Amados discípulos, primero tenemos que entender que todo el universo está regido en la base de la perfección, del amor, de la compasión y de un “servir/amar/amar/servir” incondicional que, excluye lógicamente la personificación del ego. Tú eres parte de ese universo.
Tú eres maestro y discípulo a la vez. Tus palabras, acciones u omisiones, como maestro, son la expresión diaria de tu existencia, que deben seguir o estar muy próximos de ese estado de perfección y que serán seguidas por tu discípulo. Tú ejercitas la facultad de aplicarlas —las palabras, acciones u omisiones—, como discípulo, a cada uno de esos momentos diarios, siguiendo las orientaciones de tu maestro. Sois lo mismo, pero con roles distintos.
El karma es el resultado de la aplicación de esa facultad. Son las semillas que plantas cuando caminas por tu sendero. Las semillas son eso, semillas —no crecen ni generan frutos del día a la noche.
Puede que un bello día, aparezca en tu jardín un manzano o un peral. Te alegras porque esos frutos saben a dulce, y los recoge, pero no para llenarte, sino para distribuir entre tus queridos esos frutos, porque, al final, son maestros igual que tú.
Puede también que, en un día igual de bello, aparezca en tu jardín un montón de hierbas malas. Te alegras igualmente, porque te hace recordar que no has cuidado de tu jardín, y las arrancas, con amor y las quemas, porque servirán de abono a la tierra. Y el abono que te sobre, lo compartes entre tus queridos.
En todo caso, jamás, el Karma debe ser entendido como castigo. En la naturaleza no cabe esa palabra. Todo está hecho para que todas las cosas, si, de algún modo, han salido de su estado de perfección, vuelvan a su origen —perfección—. Por ello lo debes agradecer, por favorecer a que todo vuelva a su origen.
Tú mismo deberás —y lo sé, lo estás haciendo—, volver a tu estado original: Divinidad.
Karma es la herramienta necesaria. Úsala con tu sabiduría de maestro!
- Autor: Luigi (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 9 de enero de 2014 a las 05:19
- Comentario del autor sobre el poema: Está bien eso de “recoger el fruto del propio trabajo”. Pero si ese fruto te sabe “amargo” dudo que lo quiera recoger otra vez. Lo bueno es la experiencia de haber plantado, conocer qué semillas plantar y agradecer la oportunidad de volver a hacer. Tienes esa oportunidad a cada minuto, con cada respiro, con cada latido del corazón, por lo tanto, usa de la sabiduría de tus experiencias. Que así sea! © jose luis iglesias ros
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Comentarios4
Lamento porque no sale la imagen pretendida...usad de vuestra imaginación, que será igual de bella. Gracias.
Me ha encantado tu cuento de hoy amigo que en el fondo me ensena que todas las cosas tienen que llegar de nuevo a su origen de perfecciòn. Todos tenemos un origen de perfecciòn que se perdiò con el tiempo y que debemos regresar a él y es posible hacerlo.
Todo lo vivido nos debe servir para perfeccionarnos, para ser màs maduros, para ser màs humanos.
Un abrazote amigo mio.
Kavi
Querido amigo Omar, gracias por tus reflexiones positivas...y lo positivo siempre suma.
Un abrazo!
Luigi
Para conseguir ver lo bello que es todo en sus cambios hay que trabajar profundamente el desapego cosa que esta sociedad no nos alienta a ello sino mas bien al contrario. abriremos la consciencia para saber estar despiertos. precioso tu cuento.
un abrazo
Querida amiga Eva, no se necesita enfrentar toda la sociedad, que nos bombardea con que tenemos que "tener", porque la sociedad cambia a cada momento. Si estamos centrados en el "ser", todo puede ocurrir ahí afuera, que nada nos afectará. Puedes tener todo lo que quieras desde y cuando no te apegues a estas, y si las tomas solo como un préstamo, tu paz nunca se verá afectada.
Muchas gracias por tus comentarios constructivos.
Besos,
Luigi
Maravillosa la lectura de tus hermosas letras amigo Ideluis
Saludos de afecto y amistad
Críspulo el de la Rosa
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