Las manos le tiemblan,
su cabeza no se queda quieta,
en su cuerpo hay un inmenso cosquilleo
y sus uñas estan pidiendo que se las coman.
El corazón le palpila cada vez más rápido,
es como si el palpitar de esa manera
fuera necesario para vivir.
En su garganta tiene un nudo
pero no es un nudo que se hace cuando
se llora, es el hecho de que por ella no
pueda pasar una sola gota de saliva.
Se rasca en lugares donde no hay piquiña,
se rasca por la necesidad mental de hacerlo,
porque la mente le pide que haga algo
y el cuerpo no le permite dormir.
Mueve su pierna constantemente,
de arriba abajo, de abajo arriba.
Su corazón palpita a la misma
velocidad que su pierna, todo para
perder la energía extra; todo para
no pensar en lo que perdio.
La increible ansiedad que tiene él,
es proporcional a las ancias
que se tiene cuando tu cuerpo
no ha probado comida en tres días...
MEVE.
- Autor: MEVE (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 10 de enero de 2014 a las 02:21
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 51
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Muy grata la lectura de tus bellas letras estimado amigo Meve
Saludos de amistad y afecto
Críspulo Cortés Cortés
El Hombre de la Rosa
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