I
Estos días así,
como sin vida.
Estos días así,
como sin aire.
Estos días así como con todas
las costillas quebradas.
Estos días así,
como sin días,
como sin tiempo del que al cabo pasa,
estos días así,
como de plomo.
Estos días así, como sin luz,
como sin fe como sin nada, como
sin nada salvo sin.
Y con todo el horror.
Y sin el grito.
II
Estos días así como sin brújula.
Estos días así como sin mí.
Estos días así como con otro
que me robó la piel para vestirse
y no la lleva bien.
Estos días así como con asco
de esto que no soy yo pero soy yo.
Y estos ojos idiotas que no aprenden
que no deben mirarme en el espejo.
III
Uno lo mira todo
como a través de un vidrio oscurecido.
La nada es un cristal oscurecido.
El mundo es un cristal oscurecido.
Y la fe son los ojos
viendo tras el cristal lo que no existe,
haciéndolo existir.
Hoy no existe mi fe:
detrás del vidrio oscurecido veo
un vidrio oscurecido y otro y otro
y así hasta el infinito.
IV
Estos días así, como de eterno
inventario y pesaje de cenizas.
Estos días en que
lo que no es hospital es cementerio.
Estos días baldíos, estos días
calcados uno de otro con carbónico gris.
Estos días de andar con un dolor,
no desmedido pero sin embargo.
Estos días oscuros como sótanos
donde se aburren hasta las arañas.
Estos días así,
de comer con desgano
y engordar sin crecer.
Estos días así también podrían
ser la raíz de nuevas pleamares,
si uno tuviera fuerzas
como para soñarlo.
Estos días así,
tan sin futuro.
V
Cuando viene allí, llegando,
ese que pareciera
cargar sobre los hombros desvencijados
todo el dolor del mundo
y ni una gota menos de dolor
es buena cosa verlo a tiempo de
apartarse a un rincón en que parezca
que uno no se da cuenta de que llega,
para luego salir sin mucho ruido
a cumplir diligencias urgentes
en alguna otra parte.
Pero mejor todavía
es estar entrenado
para apartarse a rincón
en que uno pueda fingir
que no se ve apartándose
a un rincón adecuado para fingir
que no ve cómo viene allí llegando
ese que pareciera
cargar sobre los hombros desvencijados
todo el dolor del mundo
y algunas
gotas
más.
VI
Mucho fui condenado al Purgatorio:
toda la eternidad menos un día
- temo a veces
que mi único día en el Paraíso
hubo pasado ya
sin que yo me enterara.
VII
Estos días así,
en que sangra la herida
con pésimo porqué
y peor para qué.
Estos días así,
en que las cicatrices
duelen más que los tajos.
Estos días así,
en que uno ya se sabe
por crímenes y pecados que perpetró
– excusado en sensatas
razones de rutina –
condenado a cadena pluscumperpetua.
Estos días así son el infierno.
VIII
Estos días así son pesadillas:
no que se deba
decir que “ya pasó,
fue sólo un sueño”
sino, por el contrario,
remar para salir del remolino
bien conscientes de que
nos va la vida
en alcanzar o en construir
aguas más navegables
y luego,
si es que hay éxito en la empresa,
cuidar el rumbo y el casco
para no volver más
a esa parte espantosa de la realidad
que son las pesadillas
– o para tener alguna
chance de salir
si alguna vez volviéramos.
IX
Estos días así
también terminan algún día para
darle paso a otros días de otra índole
– unas veces mejor y otras peor:
a estos días así
también les pasa a veces
que otros vienen que buenos los hacen.
Estos días así
siempre terminan algún día
- que es a veces el día de morir.
- Autor: Juan de Marsilio ( Offline)
- Publicado: 14 de enero de 2014 a las 04:39
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 32
- Usuarios favoritos de este poema: La Araña/, CHILENOHOT, El Hombre de la Rosa
Comentarios2
Los días siempre terminan y para el amor más pronto
bambam
Un graticicante placer pasar por tus hermosas y bellas letras amigo Juan de Marsilio...
Saludos de afecto de tu amigo Críspulo...
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