Eres mujer de tu casa
y buena madre de tus hijos.
Casada, con un fantasma,
escasamente, aparecido.
Cada noche...
Te deja sola en la cama;
donde tú sin desearlo,
derramas mares de lágrimas.
Esperas hora tras hora,
del fantasma su regreso.
Te quedas dormida, sola,
con él, en tu pensamiento.
Te despiertas muchas veces,
cuando oyes un sonido.
Te asomas a la ventana,
creyendo, que ya, ha venido.
Al notar la soledad,
con rabia, y llena de celos,
te es imposible dormir,
hasta que no puedas verlo.
Así, va pasando el tiempo.
Lentamente, va el reloj.
Mientras, dentro de tu alma,
rápido crece el dolor.
Te desespera la noche.
Miras el móvil... ¡¡¡No suena!!!
Deseas oír su coche,
pero tu hombre no llega.
Con la cara muy mojada,
porque te llueven los ojos,
te duermes en tu silencio...
Yo, en mi silencio te oigo.
(Ermanué)
- Autor: ermanue (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 17 de enero de 2014 a las 16:17
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 60
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, ermanue
Comentarios2
Un grato y hermoso placer leer tus preciadas letras amigo Emanue...
Hermosas tus estrofas..
Saludos de afecto y amistad...
Críspulo el de la Rosa...
Las obligaciones a veces pueden más que los deseos de vivir plenamente y solo se conforman con el recuerdo o la imaginación
Un abrazo desde Perú
Eugenio
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