Mudos se quedan
los labios, oh Rin
después de mirar
tu color triste y gris.
Tanta hermosura
jamás pude imaginar.
Entre valles,
montañas y curvas,
tus armoniosas
aguas profundas,
cuántas historias ocultan.
Pueblos tan bellos y antiguos,
como tus gloriosos castillos,
parecen salidos
de un mágico invento,
de un hermoso cuento.
Cosa igual jamás podrá,
regalar a mis ojos
tanta belleza.
Al contemplar tu misterio
siento emoción hasta llorar.
Mi alma reposa en paz,
ante tu serenidad.
Dentro de mi corazón estás;
somos el mismo espíritu unido
eternamente rejuvenecido.
Oh Rin, junto a ti,
después de contemplarte
yo me quisiera morir. Si,
quisiera cerrar los ojos
esta noche,
y sumergirme dentro de ti.
- Autor: Rosa Baladron Rodriguez ( Offline)
- Publicado: 22 de enero de 2014 a las 02:12
- Categoría: Naturaleza
- Lecturas: 38
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, Ayelén
Comentarios3
Supiste transmitir tanta serenidad con esas letras que me encantó. Un abrazo Rosa.!
Gracias Christian por tu apreciado comentario.
Un abrazo.
Rosa.
Un grato placer leer tus hermosas letras sobre la naturaleza amiga...
Saludos españoles de amistad...
Críspulo el de la Rosa...
Gracias Críspulo, por sus palabras tan alentadoras.
Un abrazo amigo.
Rosa.
Muy bonito tu poema, saluditos. Ayelén.
Muchas gracias Ayelén por tu grato comentario.
Un abrazo. Rosa.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.