Señor, mi Dios, humilde me dirijo
ante ti, como un perro sumiso;
ayudame, porque soy tu hijo
y sé que me llevaras al paraiso.
No tengo ni dinero ni plata ni oro,
pero a ti, yo me entrego todo.
Oye mis clamores, oh Dios,
y te pido que seamos nosotros dos.
Me enamoraste aquella tarde,
y cuando lo penso, el corazón
y el alma aun me arde...
Amén oh Dios de razón.
- Autor: José Manuel Reyes (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 25 de enero de 2014 a las 17:43
- Comentario del autor sobre el poema: Meditemos que no importa como seamos de apariencia en esta tierra, todos somos iguales ante los ojos de Dios... A Dios le importa el corazón...
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 87
- Usuarios favoritos de este poema: Ayelén, El Hombre de la Rosa
Comentarios3
apreciado amigo excelentísima poesía y que Dios nos bendiga a todos.
Ave María Purísima. Eres un cielo y te deseo lo mejor del mundo para
ti y toda tu familia. Saludos y buenas noches. Carmen
Muy hermoso poema, saluditos. Ayelén.
La belleza de tus letras ilumina el alma de tu poesía amigo José Manuel Reyes
Saludos de amistad de Críspulo
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.