Mi corazón, temblando, con latidos, me dice:
"¿Por qué?, ¿por qué me entregas al primero que pasa
y dejas que una mano ciega me martirice
o me suelte lo mismo que si fuere una brasa?
¿Cómo no ves que nadie quiere llevar mi peso,
que nadie retribuye mi impávido cariño?
Me destrozan mis alas amorosas, y en eso
soy igual que un pájaro en manos de un niño...
¡Ay, si supieres!... Hay seres que me dan contra el suelo,
hay otros que me hielan y otros se divierten.
Como soy tan confiado causo mucho recelo;
quienes mejor me tratan son los que no me advierten...
¿No sabes que padezco?, ¿no sufres mi tristeza
desesperante y larga? ¡Si ya no puedo más!...
Aumenta mi infortunio con mi delicadeza.
¿Por qué me das a todos?, ¿por qué me das?..."
Siento en mí, cual gotera, su honda palpitación;
sus latidos son lágrimas que casi no contengo;
y le digo muy bajo: "Corazón, corazón...
Yo te doy porque eres lo mejor que tengo."
- Autor: Esperpento ( Offline)
- Publicado: 1 de febrero de 2014 a las 02:54
- Comentario del autor sobre el poema: Poema de Pedro Miguel Obligado que rescaté porque no vi por este portal y creo que pide a fuerza un sitio destacado.
- Categoría: Triste
- Lecturas: 75
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Muy grata la lectura de tus bellas letras preciado compañero y poeta amigo Victor...
Saludos de Críspulo el de la Rosa...
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