Estimados amigos de Poema del Alma: Debido a vicisitudes muy extensas de relatar me vi alejado de la página, hoy intento regresar, paulatinamente iré subiendo algunos poemas que ya publiqué, por lo que les pido paciencia, pues es por ahora todo lo que puedo hacer, gracias por vuestra comprensión.
¿Te acuerdas, mamá, que lindo que era
el pan que en el horno de barro
y con chicharrones, hacía la abuela...?
Yo no he olvidado las plantas del patio,
la parra, el aljibe ni la enredadera...
A veces el sueño, en mis noches, se espanta,
los tiempos cambiaron (y no es por los gatos),
¿recuerdas... que en las noches tibias de las primaveras
maullaban amores junto con las ranas
de aquella laguna que quedaba cerca...?
¿Qué pasó, mamá...? yo siempre dormía
y mi sueño era profundo, tranquilo
(aunque amontonados con tías o primos)
en la cama grande de la abuela Queca...?
¡Qué lindas las fiestas con la parentela!
y la casa enorme llena del bullicio de niños
¡y el olor a asado a fuego de leña!
Varios de los hombres conversando juntos,
hablando de fútbol, política o guerra,
para, otro rato (después de comer)
y con unos vinos, terminar en ¡truco!
el juego de naipes que infaltablemente llegaba al final
en las carcajadas del tío o papá... ¿recuerdas, mamá?
¿Recuerdas, mamá: ¡El Negro!, tu primo...?
¡que buen guitarrero...! las zambas y valses,
milongas, compases festivos
y los bailarines alegres que fuimos...
no usábamos plumas: pero ¡éramos tribu!
Las tardes de tortas, buñuelos y mates...
las charlas tranquilas... y largas,
las noches de radio con palabras dulces,
los consejos sabios, ¡toda una manera de vivir la vida!
una casa grande... ¡una gran familia!
¿A qué grito, tiro, clarín o trompeta
fue que se produjo después, la estampida...?
¿Por qué, separados de a dos, tres o cuatro,
en casa distantes los padres e hijos,
otros solitarios (los más viejos, ¡claro!)
ahora vivimos... (¡si no nos peleamos!)
¿Por qué hicimos caso de las propagandas
con qué nos vendieron esos aparatos
que ahora nos ocupan casi todo el rato...?
TV., videograbadoras, minicomponentes
y computadoras...
objetos de adorno, varios muebles caros...
¡cuidado que los niños no destruyan algo...!
¿Qué hicimos, mamá, con la tía Luisa...?
¿por qué terminó en un asilo de ancianos...?
¿a dónde nos lleva el camino en que vamos...?
¿estará al final el Dios del que hablamos...?
A veces, de noche (y aunque esté cansado)
camino en la calle, donde muy temprano casi no anda nadie...
¡todos encerrados con sus aparatos!
Y pienso... o recuerdo cuando los vecinos
miraban estrellas, se oían piropos...
¡y había zaguanes repletos de novios!
No importa, mamá... que no tengas respuestas,
cualesquiera que fueran: ¡Es muy tarde ya!
- Autor: Raúl Daniel (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 4 de febrero de 2014 a las 01:19
- Comentario del autor sobre el poema: ¿Por qué hemos permitido que nos cambien nuestra hermosa forma de vida...?
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 87
- Usuarios favoritos de este poema: Arenilla, kavanarudén, El Hombre de la Rosa, lindaestrella, Ayelén, diovamny
Comentarios6
Buena pregunta amigo mío. ¿Por qué permitimos y aceptamos esos cambios en nuestra vida?
Excelente exposición de lo que ha pasado en la vida de más de alguno de los que le leemos.
Abrazos cariñosos.
Hermoso poema.
Me ha gustado. Profundo, significativo....me dejó pensado la última estrofa
"No importa, mamá... que no tengas respuestas,
cualesquiera que fueran: ¡Es muy tarde ya!"
Siempre un gusto leerte.
Mil bendiciones.
Kavi
Muy grata amigo Raúl Daniel ha sido la lectura de tus bellos versos
Saludos de amistad y afecto
Críspulo el Hombre de la Rosa
Ay amigo, sin palabras, sólo te digo que me hiciste llorar...
Un abrazo
Los cambios son buenos, pero a veces nos cambian tanto que perdemos la esencia del ser ... Saludos!
Que lindo poeta, recorde mi infáncia y mis seres querido que ya no están. saluditos, abrazotes. Ayelén.
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