Fenece la tarde de un día agobiante, el calor aplasta y aflora el mal humor en la cara de todos, nuestro personaje, José Ventura, dirige sus pasos cansados por cierto después de una dura jornada de trabajo. La ciudad que arde y el descontento se ve reflejado en los semblantes de los demás transeúntes que como él, van en busca del merecido descanso.
José era uno de tantos y tantos ciudadanos, que nacieron para que sus vidas transcurrieran por carriles normales y no para llevar esta pesada mochila de decepciones.
La inflación reinante en su país, el sueldo que se deteriora a cada rato y una sarta de desubicados con decisión de poder, que solamente hablan de moral y honestidad, mientras sus bienes crecen a una velocidad digna de mejor causa.
Pero ¿qué se puede hacer en situaciones como estas? , porque si tenemos en cuenta que este cuadro de situación es proclive para que la depresión aparezca se hace prácticamente imposible salir del pozo en que uno está.
En medio de este caos el muchacho se encontraba en una telaraña de dudas y por demás desconcertado, más debía tomar una decisión pero no sabía cual, los estandartes que había levantado, esos que hablaban de una vida justa en libertad y respeto, en la solidaridad y la justicia, todo eso se fueron convirtiendo sencillamente en ”UNA UTOPÍA”.
Fue pasando el tiempo y se había hecho a la idea que la única solución a sus problemas…era emigrar.
Una vez decidido se abocó de lleno a la tarea de encontrar la forma de llevar a cabo esa idea, lo que tanto anhelaba, ser feliz en otro lado, ya que aquí no podía ser.
Por intermedio de Moisés, un amigo de la infancia que emigró hacía muchos años con su familia a Israel y con el cual estaba conectado vía email permanentemente, se pusieron de acuerdo en ver la posibilidad de emigrar a ese país, Moisés haría todas las averiguaciones no solamente laborales sino también de radicación puesto que esto último es lo más difícil, pues el tema seguridad es prioritario para los Israelíes.
Por supuesto que si lograba ir, el problema del trabajo no lo preocupaba, puesto que era un muy buen profesional en lo suyo, todo lo concerniente a la computación y a las comunicaciones en general , demás está decir que la familia de su amigo se debía hacer garante del muchacho, pues en ese sentido eran muy estrictos.
Mientras tanto él comenzaba todo lo concerniente a su ida desde aquí, en la embajada en Buenos Aires, la espera por alguna noticia de su amigo se le hacía cada vez más angustiante, pasaban los meses y no había ninguna novedad.
Pero un buen día la desesperación de la espera llegó a su fin, al prender la computadora se encontró con el email más esperado, su amigo le comunicaba con mucha alegría que sus papeles de inmigración ya estaban finalizados y que la embajada en Buenos Aires le daría el salvoconducto para viajar.
Pero allí no paraban las buenas noticias, a eso se agregaba otra no menos importante, un amigo del padre de Moisés era el encargado jefe de una importante empresa de comunicaciones y se avenía a tomarle unas pruebas de admisión.
Ahora comenzaba otro capítulo de esta historia, vivir viviría en la casa de su amigo hasta que comenzara a trabajar y ganar su salario, el próximo paso era juntar el dinero para el pasaje y algunos gastos.
Malvendió todas sus pertenencias que no eran muchas precisamente y al no tener ninguna atadura ni familiar ni sentimental, solo quedaba el último tramo de esta cuasi novela.
Y como todo llega, llegó el momento más esperado de su vida, con el billete en la mano y los nervios carcomiéndolo, esperaba abordar el avión que lo llevaría, a la aventura más anhelada de su existencia.
El vuelo se hizo largo y tedioso, en un momento dado los nervios y la gran ansiedad hicieron de sedante y se quedó dormido, cuando despertó el avión estaba aterrizando en el aeropuerto Ben Gurion…no lo podía creer.
Apenas terminado el check out y al salir, ya lo estaba esperando su amigo Moisés, que después de un interminable abrazo, lo llevó directamente a su casa.
Los padres de su amigo lo recibieron con los brazos abiertos y pasó a ser como otro hijo más del matrimonio, el idioma no era impedimento puesto que él se entendía con ellos en español, pero ya estaba en sus planes estudiar el idioma del país.
A los dos días le dijeron que podía pasar por la empresa para tomarle el exámen de rigor, para así saber si era aceptado o no, el encargado era un Uruguayo que tenía antigüedad como ciudadano, así que hasta eso salió a las mil maravillas.
La espera fue corta y enseguida lo llamaron para comenzar a trabajar. La vida del muchacho pintaba color rosa, no dejaba de dar gracias a Dios por haber tomado la determinación de emigrar y comenzar una nueva historia.
Mientras tanto y con un curso intensivo mediante, ya podía balbucear algunas palabras en Hebreo, que le hacían más llevadero su estar.
La vida siguió su curso y se encontró ya asentado, el próximo paso fue alquilar un pequeño departamento, que lo fue amueblando de a poco hasta quedar hecho un chiche y para cerrar este periplo de dichas, conoció a una dulce muchachita con la cual en poco tiempo, pensaba formar una familia, no podía pedir más nada, este capítulo cerraba a la perfección.
Pero fue una mañana en que el cielo encapotado amenazaba con llover, salió más temprano que otras veces rumbo a sus ocupaciones y evitar así mojarse, al pasar por la puerta de una cafetería siente que lo llaman, era un compañero de trabajo que ya terminado el desayuno le pide que lo espere para ir juntos.
Mientras estaba allí parado, ve que un individuo con un gesto por demás hosco se dirige directamente hacia la cafetería y penetra en el lugar…FUE LO ÚLTIMO QUE VIÓ Y ESCUCHÓ.
La explosión fue tremenda, las noticias hablaban de un atentado suicida que dejó un saldo de ocho muertos y varios heridos, y entre los muertos…¡JOSÉ VENTURA DE VEINTICINCO AÑOS, ORIUNDO DE ARGENTINA!.
EPÍLOGO
A la felicidad y al amor, es imposible ir a buscarlos, no están en un lugar determinado, pueden estar simplemente…a la vuelta de cualquier esquina.
Todos los países tienen su talón de Aquiles, la Argentina con su crónica estabilidad económica y sus problemas sociales, puede hacerles la vida muy difíciles a sus habitantes.
Israel, con su floreciente economía y con un sistema de gobierno democrático, donde con libertad el ciudadano puede labrarse un venturoso porvenir…tiene desgraciadamente en su territorio, mesiánicos asesinos, que no están para nada de acuerdo en que reine la paz…su meta es la violencia.
Uno puede cambiar de país, de ambiente, de entorno creyendo ir hacia los brazos de la felicidad, pero esta insisto, no está en un lugar determinado, hay quienes tienen la inmensa dicha de…¡CHOCAR CON ELLA!.
¿O me equivoco?
- Autor: boris gold ( Offline)
- Publicado: 4 de febrero de 2014 a las 10:11
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 73
- Usuarios favoritos de este poema: Maria Hodunok., El Hombre de la Rosa, anfaber, Rocío V-P.
Comentarios7
Gracias Alberto, muchos todavía piensan "que se compra en una farmacia"
Un abrazo
Muy gratificante ha sido la lectura de tu hermosa prosa literaria amigo Boris Gold.
Saludos de amistad y afecto
Críspulo el Hombre de la Rosa
Gracias Críspulo por tus palabras.
Un abrazo
Yo creo igual, por eso cuando protestan por política o por la economía, por esto o por aquello, trato de no hacer eco de esas protestas,porque no necesitamos que todo este bien alrededor nuestro para ser felices, solo la paz interior y una buena conciencia.....¡igual yo emigro! eh?....jajaja....no en busca de la felicidad sino a tomar un poco de lo que es mio y suyo y de todos,LA BENDITA NATURALEZA!....eso en dos años, cuando mi jardinerito se jubile!...jaja...abrazote y siga escribiendo que me usta usta mucho todo lo que dice!
Mi distinguida señora de Barracas y Obes, a veces cuando me "indispongo" me salen estas cosas
Le mando un beso
Maravilloso Boris, no el final, por supuesto, pero si, la enseñanza que nos deja y la manera espectacular y amena de tu cuento.
Te envio toda mi admiración.
CARIÑITOS ARGENTINOS.
Gracias María por tus linda palabras.
Un beso
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