Como hija, fuiste como ninguna...
Entregando tu amor y cuidado atento
Estuviste ahí en los amargos momentos
Hasta ver caer sus hojas una a una
Cuando el dolor se impuso y castigó su cuerpo,
Con el valor de un guerrero, te pusiste al frente
Luchaste y luchaste hasta llegar la muerte
Arrancándolo de tus brazos, pero no de tu pecho
Las lágrimas que brotan de tus tristes ojos
Desgarran mi alma en ésta noche oscura,
Y es que para tu dolor... yo no tengo cura
Hoy llora mi alma, aunque no lo hagan mis ojos
Dios, y sólo dios, a ti podrá sostenerte...
Cuando sientas caer a un abismo profundo,
Al sentir que todo acabó, cuando partió de éste mundo,
Y que aquel que te cuidó, te abandonó a tu suerte
Estoy seguro que desde el más alto cielo
Te llegaran bendiciones hoy y a cada día,
Pues, ése padre amoroso de quien fuiste hija
Nunca te dejará sola, aunque no puedas verlo
- Autor: Pedro Pérez Vargas (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 6 de febrero de 2014 a las 09:19
- Categoría: Triste
- Lecturas: 139
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Me alegro de verte de nuevo en marcha poeticamente amigo Pedro
Gratificantes y hermosos tus geniales versos
Muy grato leerte...
Saludos de firme amistad...
Críspulo el Hombre de la Rosa
Gracias infinitas por tu amistad, querido amigo Críspulo. Te saludo con respeto y admiración.
Recibe mis abrazos y sentimiento de gratitud por tu fiel compañía. Tu amigo Pedro.
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