A su memoria...
Una palabra que hable sobre ti.
Desde mis manos a tu cuerpo de invierno en mi poema.
Mi poema que no alcanza tu boca. Roto el silencio, navegamos a su encuentro. Y es una noche envejecida. Una noche que abre la puerta a la primera tristeza.
Para encontrarte. Hacerte un nudo en mis manos y no dejarte. Ahí, solo, en la orilla del espejo.Descubriendo al animal que susurraba de arpegios rotos en la caravana del tedio.
No eras vos. No eras él. Pero tenía tu nombre, tatuado en su pecho.
Y resucitaste en su miedo. Como un hijo pródigo, te sentaste a su lado. En la silla invisible, en el aéreo regazo. Gris era el canto que salió de sus labios.
Tu verso era mi lágrima que no alcanzan mis años. Tu verso era la gota que mojaba a la lluvia y la convertía en el arpa inocente de un ángel, llorando.
Un poema que llore tu voz y se haga amapola entre mis ojos y tus párpados.
Cerrados al mundo, eternos en la poesía de nuestros sueños, rezando.
Venga a nosotros, el perdón.
Amén
- Autor: Sara (Bar literario) ( Offline)
- Publicado: 7 de febrero de 2014 a las 02:09
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 110
- Usuarios favoritos de este poema: marie, Incog-nito, Mauro Enrique Lopez Z., Marellia
Comentarios4
Que poema Hermoso!
Digo lo mismo que el usuario de arriba y de abajo ...
Preciosas linea poeta. Abrazos
ojitos y letras, para qué mas
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