Blanco y Negro (Ausencias del olvido).

CARLOS: (Saboreando el sabor de su boca y la suavidad de sus labios): ¡Hey , te digo algo!.

CAROLINITA: (Mirandolo le dijo): Dime: ¿Qué es?.

CARLOS: (Deseoso de alimentarse de su cuerpo): Hace el intento, respira profundo y que le quede aire en los pulmones, para así poderle decir: Te amo, y sabéis que sí.

CAROLINITA: (Ella lo desea, pero guarda para sí, un secreto en su mente) y le responde con la siguiente frase a él: Y yo te amo y amare, hasta siempre.

   El complice fundamenteal es el amor, la carisia de tus manos , el latido al oido y mi mente solo te desea cada día más a ti, encuentre una expreisón ante tu rostro a luz clara, y tienes una gran imaginación al hacerme saber lo que hoy me haces sentir con respecto a ti, es más que deseo carnal o el deseo de tu cuerpo, eres más que solo eso, eras más bien la mujer de mis sueños.

Le escribe en cartas, al amor de su vida...

Ausencia del olvido.

En la espera de una idea blanca,

que venga a ella, con una respuesta a su carta de amor.

Ella se ha ido sin rastro por alguna razón negra,

que evita una respuesta clara,

a sus pensamiento  y emociones del momento,

con respecto al deseo de vuelta de él.

  ¡Oh!, ¿qué hacer con tanto odio reprimido?, tras estos años que han transcurrido con tu alma y cuerpo, lejos de tus grandes asañas conmigo, y estos restos de las pequeñas cosas que no nos prometimos cumplir, en un día en que nos amabamos mucho más de lo que hoy nos distanciamos, sin querer, porque si fuera queriendo, te odiaria cada día más, que hoy y solo por ahora, el en hoy, prefiero evitar pensar... Que algunas vez ame al hombre en el que hoy te has convertido en el hoy eres lo que no fuiste ayer, y es que ayer eras tan fresco y espontaneamente humano posible, que lastima que todo cambie tan drasticaforma, como que tus manos no se sientes iguales, como tus besos cambiaron de sabor y tu cuerpo ya no es apetitoso como ayer.

Vino a él una carta anónima ayer la decide leer con ánimos... Un ambiente se apodera de su ser al leerte, amada mía, pero el echo es que me he enamorado de ti, siento que no veas lo que te digo ahora, porque estas ciega de lo que ayer sentías. Tal vez jugue contigo, tal vez sentí solo cosas hacia ti, pero hoy solo sé que te amo. Y te necesito de vuelta conmigo con mi existencia a tu lado, solo existo contigo, solo estoy o me siento vivo estando a tu lado, peleando, gruñendo, haciendonos, en los silencios de estas habitaciones que te extrañan, me lo han dicho al oído. Y yo te aseguro que te estoy extrañando más que eso quizás, pero que esto que leiste último no te suene mal. Es que eres mía desde ese momento en que fuimos tu y yo y volvimos del más allá, allá arriba, allá  abajo ante el deseo de cubrirnos con nuestros cuerpos al desnudo de solo dos cuerpos amados en ese entonces... No  envio lo que escribío, no puedo, por esa respuesta. Sin embargo; siguio leyendola.

  Y se repite una y otra vez seguidas las veces en que me prometí a mì misma no volver a quedar entre tus brazos, me lo he dicho mil veces, y así mismo quede, en su calor comiéndome dentro, recreando el consumo de tu nutritiva vida alimentándome, despacio, pero con prisa para hacerme creer que eres para mí. Te amo. Eres mi respiración, quiero que no me prometas nada, solo y sencillamente dame paz interior para darte lo mismo al mismo tiempo en que tu ser sea parte de mío, hagamonos todos los días...

Al final de su carta él le dice: Vez amada, Me amas como yo te deseo a ti.

Esta es la prueba de que: El amor lo puede todo.

Cuando dejamos atrás y desperdiciamos el olvido y las estupideces por tabú a los pensamientos de blanco y negro dejando a lo lejos la idea de ausentarse. . .

Blanco y Negro. (Ausencias del olvido).

GdL.

13-02-2914.