Arte

...Ella tenía razón. Nunca se veía bonita, se veía como si fuera arte, y el arte, en realidad no tiene que verse bonito, tiene que hacerte sentir algo. Entonces ella le preguntó ¿Qué es lo que sentía? pero el no supo contestarle... no porque no supiera, simplemente su sentimiento, no podía ser expresado por alguna palabra que el conociera. ¿Cómo describes un sentimiento?, ¿cómo explicas aquello que tú mismo consideras inexplicable?...

Entonces se le ocurrió una idea. No sabía si era buena o mala, pero era la idea más cercana a eso que el sentía.
El comenzó diciendo: “¿Sabes? Hay un verso que dice: [Quizá cuando menos te lo esperas, te viene la felicidad, así sin buscarla. Quizá cuando más ganas tengas de sonreír, la vida te sorprenda y te haga llorar. O cuando más ganas tengas de llorar, te vuelva a sorprender y te haga sonreír.] Cuando te conocí, me dijeron que para enamorarte tenía que hacerte sonreír, pero cuando lo hice, fui yo quien se enamoró de tu sonrisa. Y es cierto que llegaste tan impuntualmente a mi vida, que decidí mover todos los relojes a tu posibilidad. Quizá no fue lo correcto, pero era lo que yo quería. No se cómo describir este sentimiento, aunque quizá puedo resumirlo en un “te quiero”. Te quiero como para invitarte a pisar las hojas secas de otoño, como para salir a caminar por la tarde en un frio día de invierno. Te quiero para hablar del amor, para morirnos de risa, ebrios de nada y pasear sin prisa las calles. Te quiero como para ir contigo a los lugares que más frecuento, y contarte que es ahí donde me siento a pensar en ti. Te quiero como para escuchar tu risa toda la noche, como para no dejarte ir jamás. Te quiero para quererte como a ciertos amores… a la antigua, con el alma y sin mirar atrás. No sé si ese sea un sentimiento, pero es más o menos lo que por ti yo siento. Eres el arte que me hace sentir, todas mis ganas de querer vivir… “

Entonces levantó la mirada, y vio de nuevo el milagro de su sonrisa. Era inevitable… El, se volvió a enamorar…