Caja de cerillas.

Me he terminado la caja de cerillas

Tomo una, la prendo, y  observo como palpita la llama, para luego desaparecer.

Dejando cicatrices de tinta sobre el papel, ni el canto de las sirenas impacta en la mente del marinero.

En un mar de truenos y rayos, sin ningún plan a favor del viento crispado

Y lo digo de mi puño y letra, sin silaba que sobre o que falte, con la luna placida y soporica , faceta de diablo y ángel, y junto a ella las alas del sol, impacientes y temerosas de la era del rubor.

Así cruzas mis ojos y mi mente, frenando ante el circo de sueños, flotando, yaciendo y careciendo de ti, me abstienes de tú flama y me dejas sin sabor.

Mi aliento se congela, me quedo sin respiración, dame dos tazas, por favor, de ese café que miro, cuando me miras y nos miramos, me dejes sin sentidos, comprende que a veces no sé qué hacer conmigo.

Cielo de cerillas, no son estrellas y el hombre que maneja la luna es un ferrocarrilero.

Calles solas, y cargo a cuestas ese recuerdo tuyo, un paso, dos pasos, tres pasos y así sucesivamente, ¿Dónde quedo el amante silencioso?, supongo que se ahogó en los aullidos del viento frío.

En plan de duelo, la noche se hace larga, no hay seda fina, ni tiempo que las ensucie con su paso.

Mi piel hostil y blanca se crispa, tentándome a ir a la deriva, tal vez te encuentre bajo el crepúsculo ciego, chocando voces con un desolado eco.

Mientras, un enjambre venenoso de  ideas me ataca, se expande y me recorre el cuerpo, ¡tengo un escalofrío!

Ahora parto, me voy de estas tierras, te busco, te veo y te esfumas, ¡ha! Que poder tan milagroso del cigarrillo, yo solo avanzo un poco más de lo debido.

Ya mis cerillas  han muerto de cansancio, frías de espera, otras más calcinadas, es tiempo de correr, de escapar de los látigos de ti, marcha en ruina sorda y  voz de  luz.

Cielo de fuego, noche a plumas de plata, ríos de porcelana y una caja de cerillas vacía.

Gothic Doll