Sé muy bien que tu corazón explota suavemente
cuando dinamitas la razón de mis deseos de tu cuerpo
y mis pasajeras esperanzas vestidas de quimera
recorren tus piernas al compás mis pupilas.
También sé que tus manos de durazno
han tocado el olvido
al no poder yo con las mías
dibujarte el amor.
Y aunque paso a paso el hormigueo de la especie
llame el salvaje instinto de tenerte,
hoy me corono rey de los desamparados
a la tenue luz de la acuarela de tu sexo.
Qué fútil ironía
no tener mucho tiempo
y ser todo mi tiempo
asegurando los cerrojos del recuerdo,
dejándome prisionero de tu encanto:
Tus ojos,
tu cabello,
tus senos amarfilados…
Dale respuesta a mi pecho
y me acuesto en tu hoguera;
entonces sabrás que mis pasiones
arden más que cualquier brasa.
Sabrás que de tanto respirarte
voy perdiendo uno a uno mis alveolos;
que mis manos se empeñan
en bordear tus litorales
y detenerse en tus bahías
a regalarte la pequeña barca de mi alma.
Soy simple, como mis versos,
tiendo a perderme en los días
lleno de estrofas,
pero cuando tu cuerpo
me arranca el aliento de un zarpazo,
brotan de la dermis los deseos
transformados en metáfora.
Tu… Tu coleccionas mutismos,
desarmas miradas como catalejos de juguete
cambias de estación y de color;
conviertes mi gris invierno
en colorida primavera…
Yo… Yo me compongo de un día
y tú… de siglos.
- Autor: JUSTO ALDÚ (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 24 de febrero de 2014 a las 15:46
- Categoría: Amor
- Lecturas: 190
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, la negra rodriguez, Arenilla, tony soto flores, santos castro checa, estefania22
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.