Después del temporal

bonifacio

Habían navegado juntos veinticinco años con sus respetivas mujeres. Eran de esos amigos que se prestan para la confianza de saber que su mujer también es del gusto del amigo y mutuamente, eran coqueterías que no pasaban de ser una expresión de cariño sano , era más por simpatía que por provocación...y así los viajes eran a bordo llenos de risas y de buena onda.

Pero esa noche algo cambiaría para siempre. Se encontraban todos bebidos y el animo se había enturbiado cuando se habló de sexo. Los maridos quedaron malparados con las sutilezas que aportaron sus mujeres de su comportamiento en la cama. Ellos se defendieron diciendo que el stress del trabajo los tenía con la guardia baja. Alguien puso música y sin querer las parejas se pusieron a bailar. Mientras bailaban lentamente la mirada de Luisa se cruzó con la de Ramón. Ramón la miraba de una manera distinta ahora, la desnudaba con la mirada  , y a ella le pareció muy excitante. Hacía tiempo que nadie la miraba así y ella le correspondió sacando levemente la lengua y moviéndola sensualmente aceptó el reto que se le proponía. No ahora obviamente pero quedaba abierta la puerta. Se hizo tarde y todos se fueron a acostar. Nadie hizo el amor porque  Nadie pudo dormir esa noche.

A las cuatro de la mañana unas terribles sacudidas del yate despertaron a todos al unísono. Se había desatado un temporal de miedo y había que guardar las velas para que estas no fueran destrozadas por el viento. El mar estaba furioso y la maniobra era extremadamente difícil. Como todos eran grandes navegantes con mucha experiencia en alta mar las mujeres trabajaban con la misma intensidad que sus maridos .Pero nadie vio venir a esa enorme ola que golpeó el yate en forma violenta y despiadada y  Carol y Raimundo cayeron al agua. En pocos minutos ambos se perdieron de vista y terminaron por desparecer en el vasto y encrespado mar. La vela después de ingentes esfuerzos  pudo ser finalmente amarrada y Ramón y Luisa extenuados entraron empapados a la cabina.

 

Ramón con una frialdad inusitada para el terrible momento que vivían se conectó por radio de inmediato con la guardia costera y dio cuenta  del  desgraciado suceso a la policía mientras le pedía a Luisa que le preparara un cafe para bajar la tensión.

Luego ambos como de acuerdo tacitamente con sus deseos se desnudaron y desahogaron sus instintos sin mediar la situación de duelo en que se hallaban.

 

A la mañana siguiente la lancha costera se acercó al yate y se encontró con ambos tripulantes muertos extrañamente con un disparo en la sien cada uno.

 

De la cabina de la lancha de la guardia costera emergieron Carol y Raimundo y al ver a sus cónyuges muertos lloraron desconsoladamente.

 

¿Cómo habían sobrevivido?  La policía una semana después no encontró ninguna respuesta satisfactoria para esta interrogante .

 

Los cuerpos fueron evacuados quedando solos Carol y Raimundo en el yate y sin mediar un segundo y al momento de ver perderse la lancha costera camino a su base ,con los cuerpos sinvida de sus respectivos conyuges , hicieron el amor desenfrendamente veinticuatro horas sin respiro  para luego tomar la decisión de suicidarse mientras el sol se ocultaba en el horizonte.

 

El peso de su horrendo crimen les pesaba demasiado en la consciencia.

 

 

 

 

  • Autor: Boni (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 26 de febrero de 2014 a las 17:13
  • Categoría: Cuento
  • Lecturas: 71
  • Usuarios favoritos de este poema: Ayelén
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