Ven aquí, déjame que atraviese tus miedos con mi dicha,
Déjame que deshaga la niebla de esta noche, que fulmine tus dudas,
Déjame que te nazca, que te moldee como arcilla o como piedra,
Sé mi antorcha, sé mi niño y mi madre,
Sé irreverente, atrévete…
Dime que soy tu necesidad absoluta, tu luz extinguiéndose,
Dime que Diógenes ya no busca más con su farol
Porque me halló en la noche,
Y prefirió dormir conmigo los siglos que le restan…
Dime que en el poema está permitido disentir,
Está permitido gritar, está permitido para mí,
Ser la ausencia, dueño de la oquedad, una orquesta sin batuta…
Pronunciar las palabras que me hagan libre,
Desear deseos, centelleantes bengalas contra toda desidia.
Dime que me dejarás desgarrar la noche con mi alarido,
Dime que conversaremos hasta extinguir
Con las palabras el silencio, para hacerlo nacer después,
Con el punto y coma de los besos.
Hablemos, hablemos, dime que las palabras
Son un suelo firme, un elixir contra el hastío,
Exprímeme como a un fruto,
Márcame con la marca invisible del deseo,
Acósame, derríbame, Sé mi enemiga venial y mi amiga mortal,
Perfórame las horas,
Háblame, háblame.
Que no hay sexo más atroz que la palabra.
Julio Casati
- Autor: JULIO CASATI ( Offline)
- Publicado: 3 de marzo de 2014 a las 20:35
- Categoría: Amor
- Lecturas: 66
Comentarios1
Hummmmmmmmmm que belleza ,cuanta sensualidad bien escrita,felicitaciones poeta.
Gracias amiga por esas palabras ...un abrazo.
Gracias a vos,feliz noche.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.