Dices que está bien, que no hay porque subir la guardia;
que eso a lo que temo no me causará daño.
No llegará a mí ni me producirá estragos.
Y que cuenta me daré que no era nada lo que temía;
que todo lo que creí sólo eran ideas mías.
Eso que tú dijiste cuando quise renunciar,
cuando te comenté que cansada estaba de esperar.
Cuentos que a diario leo, y que a diario me aterran,
historias que se parecen a los de la Bella y la Bestia.
Comenzando por un príncipe que se convierte en animal.
Te lo dije antes: un cuento de nunca acabar.
Me lo dices tantas veces que estoy que me lo creo,
sin necesidad de mil palabras o llegar al forcejeo.
Puede que tengas razón, ya comienzo a alucinar
cuando pierdo en primera base y digo: es mejor no apostar.
Apostar a que llegaré a la meta, como si fuese un gran atleta.
Y que me llevaré la medalla y el premio mayor
por ser perseverante al tener fe en el amor.
Ya sé a lo que te refieres, y puede que tengas razón.
No es motivo para patalear y hacer de esto un capricho.
Y no sé si un día acaso esto que diré te he dicho:
(por cierto, es una declaración)
por favor sáname el corazón.
- Autor: Maury Zambrano ( Offline)
- Publicado: 8 de marzo de 2014 a las 11:57
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 50
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