Aire que te enredas con los serios,
capitán culto de madera añeja,
servidor de la ceremonia oceánica…
-¿Qué dibujas tu en mi poesía?
Rugen las olas prediciendo la partida
Y los ojos, ya no, miran a la sombría biografía .
El sol acobardado entra por la ventana
para dar calor a sujetos agonizantes,
Y se debaten con la palidez y la aspiración,
en un único deber: el cese de la supervivencia.
-¿Qué trazas tu entre mis letras?
Ya la nave zozobra en el mar;
mar, de penares, frío y lejano…
-¡dejadla!
Dejadla en la paz donde la edad no perdona,
porque el destino ha decidido renunciar.
Dejadla partir al verde de los campos
donde las amapolas y la niñez esperan.
Allá, las flores le endulzaran los oídos
con los cánticos de otros espíritus sensibles.
-¡dejadla ir, es una guerrera!
Guerrera sin batallas, sin causas.
-¡dejadla descansar!
Le espera una primavera pasional
que mama alabastro y soledad.
Ella quiere alojarse bajo las ramas de la naturaleza.
Antonia Ceada Acevedo
Un día de mi vida
- Autor: A.Ceada (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 13 de marzo de 2014 a las 13:58
- Comentario del autor sobre el poema: El poeta es un donante de sangre al hospital de las palabras. Lucian Blaga
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 46
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Un hermoso placer pasar por tus gratas y bellas letras amiga Libertad
Saludos de sincera amistad y afecto
Críspulo Cortés Cortés
El Hombre de la Rosa
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