Cuando el sol por las tardes arde,
las brujas no limpian
y sus veredas no barren. Cuando el sol por las tardes arde,
la más bella de las reinas
se olvida de su espejo
y jamás se peina.
Cuando el sol por las tardes arde,
y las altas temperaturas no cesan,
a sus príncipes,
las princesas
nunca besan.
Cuando el sol por las tardes arde,
los unicornios
de calor enloquecen
y terminan en el manicomio.
Cuando el sol por las tardes arde,
los dragones se pelean
y se hacen montones
de chichones y moretones.
Cuando el sol por las tardes arde,
los valientes caballeros tiene dudas,
y no se atreven a ponerse sus armaduras.
Cuando el sol por las tardes arde,
no salen los enanos;
y si lo hacen,
al bosque regresan temprano.
Cuando el sol por las tardes arde,
las hadas adolescentes,
se cansan de los niños
malcriados y desobedientes.
Cuando el sol por las tardes arde,
los malvados y sucios hechiceros
fuman y llenan de cigarros
sus grandes ceniceros.
Cuando el sol por las tardes arde,
en alta mar,
todos los piratas
expulsan de sus barcos
a los ratones y a las ratas.
Cuando el sol por las tardes arde,
algunos gigantes arrogantes
escuchan música,
y a todo volumen
suben sus parlantes.
Cuando el sol por las tardes arde...
- Autor: Alesantilli (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 17 de marzo de 2014 a las 05:13
- Categoría: Infantil
- Lecturas: 73
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Muy bello tu gratificante y hermoso poema infantil
Saludos de tu amigo Críspulo
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