Transitamos por la vida sin vernos
quién, cómo, cuándo o porqué, no están para
extender nuestra visión limitada.
Solo aprendimos a desconocernos.
Si tan solo me animase a rozarla,
desconociendo esta frágil coraza,
sudario de prejuicios que me envuelve,
caería el hechizo y sería otro.
Hay tanto por ser, que me estrujan contra
la fría pared de miedos ajenos,
¡Fuera! Basta ya que muero impotente
No resistiré. ¡Caerás! Uno a uno
cortaré los hilos de la mentira
Desnudo viviré, no he de morir.
- Autor: Eduardo A ( Offline)
- Publicado: 17 de marzo de 2014 a las 21:29
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 58
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