No me libro de ella. Por más que lo intente su pensamiento me atormenta. Quizás se me daño esa parte del cerebro donde se suprimen las memorias. Porque hay unas más vivas que otras y aunque estas manos salten teclas como manos de pianistas no había manos que recorrieran mi cuerpo como las de ellas. Aunque quizás lo idealizo mucho porque ya la memoria es un fantasma. Ni de sus besos me acuerdo a perfección, pero sí de su tono de voz y de sus cosas que me hacían brincar de coraje. Su manera de ser. Los valores que compartíamos, si es que algunos. Odio escribir porque su existencia me torture. Prefiero escribir sobre todo menos ella. Una vez que creas un ambiente se debe mantener vivo. Escuche a alguien decir que si se funde una bombilla, no cambias tu casa, solo la bombilla que se quemo. Entiendo esa cadena de pensamiento, es por partes; un proceso. Aunque cuando llegas al último eslabón y ese también se rompe ya es momento de cambiar de casa. Quizás por eso su memoria aun vaga por los pasillos de mi memoria.
Comentarios1
bello tu verso
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