—Querido maestro, cómo conoceré la Verdad?
—Conocerás la verdad cuando llegues a tu destino —contestó el maestro.
—Y cuál es mi destino? —indagó el discípulo.
—Tu destino es encontrar el maestro que te brinde la dirección correcta que hará con que te encuentres a ti mismo y ya no te reconozcas —dijo el maestro.
—Y si no encuentro al maestro que me brinde esta dirección? —cuestionó el discípulo.
—No hará diferencia alguna —replicó el maestro—, porque seguirás en la duda, como lo estás ahora: dudas si encontrarás o no al maestro.
«La duda no te lleva a ninguna parte, como no te lleva a ninguna parte una dirección equivocada —solo hace con que des vueltas y más vueltas sin llegar a lugar ninguno. Del mismo modo, no llegarás a ninguna parte si dudas de la dirección que te ha dado el maestro. El verdadero maestro lo reconocerás como un padre reconoce al hijo, aún cuando éste no lo ha visto de nacer, porque la unión entre ellos es inexplicable.
—Entonces, querido maestro, si sigo esa dirección, conoceré la Verdad?
—Así es, amado discípulo, sin embargo la dirección no es el final —no hasta que no estés en ella. Es solamente un camino. Cuando tienes una dirección que te han dado, tú tienes la elección de seguirla o no, y por lo tanto, nadie lo hará por ti —tú mismo debes encaminarte hacia ella.
«Y cuando conozcas y entres en la Verdad, la dirección y todo lo demás pierden todo el sentido y dejan de existir.
«Te hará más fácil entender con este ejemplo: Yo te puedo decir: en tal casa, vive Fulano, el hombre sabio. Tú puedes creerme o no. Si te interesa mucho conocer a Fulano y confías en mi buen sentido, me pedirás la dirección e irás a conocerlo. Seguirás mis indicaciones o irás por otros caminos a tu elección, lo importante no es la dirección en sí misma, sino que llegues al lugar indicado. Al llegar, llamarás a la puerta y cuando abran, le preguntarás: Vive aquí Fulano? Me gustaría conocerlo. Al entrar, cerrarán la puerta y conocerás a Fulano. A partir de ese momento, en que has conocido a Fulano, tanto la dirección cuanto la casa en sí misma, pierden el significado. El ayuntamiento puede cambiar la dirección de la casa por otro nombre o, incluso, un terremoto puede hacer derruir las paredes de la casa, no importa —ya has conocido a Fulano.
«Y así es con la Verdad. Y la verdad es una: Tú eres Dios. Sigue la dirección hacia tu interior —ahí te encontrarás.
- Autor: Luigi (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 19 de marzo de 2014 a las 05:04
- Comentario del autor sobre el poema: Algunas personas tienen un sentido de orientación impresionante, sin embargo otros, donde me incluyo, nos equivocamos incluso al dar la vuelta en la esquina. Los primeros llegarán antes, pero la paciencia de los otros y el disfrutar del paisaje fruto de esa equivocación es un premio añadido. Lo importante es que todos lleguen, por sus medios y capacidades. Que así sea! © jose luis iglesias ros
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 26
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, la negra rodriguez, santos castro checa
Comentarios3
Estimado amigo Ideluis... nadie es maestro de nadie... nosotros somos los maestros de nosotros mismos... porque aprendemos día a día el intricado leberinto para poder convivir con los demás...
El tiempo de vida es la carrera que cada cual emprende desde que asoma a este bello planeta... y si tiene bastante capacidad se entrega para poder conservarlo para que lo disfruten sus hijos..
Gran escrito en prosa literaria estimado amigo...
Saludos de Críspulo
Querido amigo Crispulo, el convivir con uno mismo es lo que nos fortalece para la convivencia universal...como el amor, debe iniciar en uno mismo...y el maestro tambien no está isento de esa regla, sino es uno mismo...sobre el tiempo, si consideramos que es eterno, para que correr?
muchas gracias por tan sustancioso comentario en tus palabras amables que siempre son el reflejo de uno mismo.
un abrazo,
Luigi
Hermoso:
Sigue la dirección hacia tu interior.... una frase que me ha quedado dentro. Es cierto, todos tenemos un pedacito, un trozo, de Dios dentro, hay que entrar, buscarlo y encontrarlo.
Me ha gustado mucho amigo.
Un fuerte abrazo
Kavi
Querido amigo Omar, no seas tan humilde, para eso no! No tienes un pedacito, sino eres, y somos, y son todos, Él mismo. Eso no es arrogancia, sino comprensión, y no hay más humildad que aquella que reconoce que fuimos hechos a su imagen y semejanza.
Muchas gracias por tus palabras,
un abrazo
Luigi
Yo sentido de orientación si tengo , pero en sí soy una desorientada jaja bello escrito y bueni todos estamos en una búsqueda constante de la verdad , el asunto es seguir las directrices que nos da nuestra capacidad de discernir y de analizar.
besos.
Querida amiga, me has hecho reir...jajaja muchas gracias por tus palabras,
un abrazo,
Luigi
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