Polvo en el olvido, arena y telarañas que tejen los recuerdos
Yacen los suspiros, del que de pie sigue gimiendo y clamando
En pie, lo he visto al doliente,
Rostro enjuto, en frente de la lápida,
Epitafio de simples y miseras letras,
sin esmero, sin alma,
Ausencias, que enmiendan, las carencias en vida.
Muerte que soslaya, martirios en la pálida tez
Sangre que se obscurece, renegrida y violeta
asfixiando cada neurona,
Pasan las horas a los vivientes, ruedan las lagrimas sin nombre
Allí en ese espacio,
resignados quedamos inertes, sin murmullos, miradas perdidas
Silencios que tiene el séquito, velorio y martirios.
Pasan las diurnas horas,
Llegara el instante de buscar consuelo
hay del día postrero, silencio del que yace en la tumba fría
hombre, niño, madre,
todos yendo a la sepultura,
Muda la voz, del que no inspira, no mueve sus labios
Solo sus uñas crecen, el pelo y el olvido.
Del polvo eres, al polvo volverás, palabras del ser supremo
Condenando con la muerte, a todo lo que tiene pecado, dolor y
vejez.
Autor: Darío Ernesto Muñoz Sosa
- Autor: Darioernestomuñozsosa (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 20 de marzo de 2014 a las 00:09
- Categoría: Naturaleza
- Lecturas: 60
- Usuarios favoritos de este poema: jorgeluisotero, Hugo Emilio Ocanto, claudia07, Ayeres, santos castro checa
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