Vengo a untar, mi mejilla en tu cara
A perfumar, mi cuerpo en tu alma
A beber, las lágrimas de tu cara.
Vengo a desayunar contigo, la mañana,
A vivir el día, en su inicio, en tu alba.
Traigo para desayunar, sólo las ganas
Por eso vengo a cuerpo descubierto
Para ver el amanecer, de tus ojos rojos
El atardecer, en tus manos roto
El anochecer, de los sueños locos.
Vengo a desayunarte entera
Desbordado mi caudal sanguíneo de sus arterias
Fuera de control en sí, mi cabeza
Vengo expuesto, casi a una guerra
Pero las sabanas blancas de tu cama
Apagaran en señal de rendición, nuestra hoguera.
Una vez concluida la tregua
Dejaremos a nuestra ilusión
Que elija destino, parada, venta y carretera.
- Autor: Araceli Vellber ( Offline)
- Publicado: 20 de marzo de 2014 a las 18:26
- Categoría: Amor
- Lecturas: 129
- Usuarios favoritos de este poema: Damian Santarossa, antonecar
Comentarios2
Mucha pasión, fuerza, ternura, entrega en este poema.
Hermoso, me ha encantado.
Un fuerte abrazo amigo del alma.
Dios te bendiga.
Kavi
Apasionados y bonitos versos, amiga. Felicitaciones.
Cariños.
Ruben.
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