Perdido nado en el vacío,
y descalzo levita mi corazón;
por mi sed de quererla,
por perdida la razón.
Así quedó mi cuerpo,
sin sangre mis venas;
por esta herida profunda
que arrancó mi pena.
Bajo el estallido de aquella tormenta,
aprendí por quererte amar,
que olvido no es lo que se olvida,
sino lo que se quiere olvidar.
Abatido, triste y derrotado,
no quería llorar pero lloré;
sentado sobre el costado del mundo,
¡maldita sea! sólo y sin tu querer.
Son tus pies de lava y fuego
los que pisan por este mundo;
no dejan rastro en la tierra,
pero sí moribundos.
Oscuro está hoy el horizonte,
rugen de ardor las nubes;
se ha atisbado el sol
y exhumado el amor que te tuve.
Niña presumida y orgullosa,
cubre de acero tu alma;
qué linda tienes la vida,
pero se irá tu calma.
Al pensar que cuando más te quise,
tú más hurgabas mi herida;
también tu norte se irá
y te hallarás perdida.
- Autor: poetalibre ( Offline)
- Publicado: 23 de marzo de 2014 a las 10:01
- Categoría: Triste
- Lecturas: 46
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