Tu soplo no de aire sino vida,
el rojo sagaz no de tus entrañas
sino de tu llorosa alma encendida
contemplando, inquieta, nuestras hazañas.
El triste yermo de tus campos grises,
el mar turbado por mil y un deshechos,
el cielo frío por un sinfín de muertes.
¿Nos queda algo que aún no esté maltrecho?
Nuestro pasado pide indulgencia.
La tumba de nuestros errores se mece
en la ofrenda de tu benevolencia.
Muere la vida mientras oscurece.
Entre todos dictamos tu sentencia:
el mañana ya no te pertenece.
- Autor: Versos Entre Dos Orillas ( Offline)
- Publicado: 26 de marzo de 2014 a las 08:21
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 25
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Muy grata la lectura de tus geniales versos estimado compatriota y poema amigo Versos Entre Dos Orillas
Saludos de afecto de Críspulo
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