1914

Fernandotorres

El reservista come ensalada de anchoas

mientras nos habla de su mujer enferma;

las mijas sembradas por la mesa

delatan lo feliz que sería

si regresase buena.


Los obuses, a medianoche, tienen la tonta manía

de interrumpir los sueños justo en lo mejor.

En el último, un divertido pez espada

paseaba triste por Montmartre 

preguntando por la chaquetita de Erik Satie.


Mi novia me escribe frases apasionadas

llenas de faltas de ortografía, es un cielo.

Cuando todo termine,

por esto y por su carita dulce,

me casaré con ella

en una iglesia de torres muy altas.


Los capitanes nos hacen cavar

trincheras antisépticas,

pero los muchachos

dejamos las fuerzas para el combate,

y nos las arreglamos 

ensuciando lo menos posible.

(Las manchas de sangre están prohibidas)


En fin....

Quien más quien menos 

aquí andamos todos tarados.

Pero me resisto a echar la culpa al enemigo

de la roña de las putas de pueblo,

y de las guardias de invierno tan frías.

Ya veremos.

 

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Comentarios +

Comentarios2

  • santos castro checa

    Crudo y real ¿o es solo fantasìa? El talento con que escribes es innegable realidad ¡Te felicito, Fernando!

    • Fernandotorres

      Muy agradecido por su bello comentario. Recibo sus felicitaciones sabiendo lo que valen.

    • Carlos Manuel Larrea

      Hola Fernando!

      Es la primera vez que leo algo tuyo.

      Rápidamente he mirado los antes publicados... Sí, ésto es calidad.

      Un gran placer haber realizado este descubrimiento, muchas gracias!

      Carlos

      • Fernandotorres

        Hola Carlos. El placer es mío por haber encontrado a un poeta que le gusta mi poesía. Muchas gracias a ti por tu tiempo.

        • Carlos Manuel Larrea

          Fernando:

          Yo no: Tú si que eres poeta. Ese poema, 1914, es una joya. Te mueves con una naturalidad en aquel mundo, como si de hecho hubieras estado allí, y transportas luego al lector a Montmartre. Hay que leer muy atentamente para comprender que el poema ha sido escrito ahora y no en aquella época.

          No quiero insistir más, creo sólo mi deber, como amante de la buena literatura, de la buena poesía, decirlo. Es importante para el autor saber que no está predicando en el desierto.

          Enhorabuena!


          Carlos



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