Es tanto el miedo del corazón a perder que amar se convierte en un duelo a muerte, en donde pareciera que se lucha por no dejar salir corriendo el alma al aire, pareciera que la sangre hierve y el jadeo constante de aire quemara como el fuego en el pecho de un dragón.
Pareciera que salamandras roen la carne, carne mortal, y los erizos se desplazaran, como por el mar, entre la carne y huesos de este animal.
Solo pareciera que aquel duelo a muerte se va perdiendo mientras acercas tu conjunto de aliento, mirada y palpitar a quien no parece afectarle, en lo absoluto, ni la mitad.
Comentarios1
Sencillamente hermoso, mi querida amiga, un abrazo
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