Yo Soy el que Soy... El Río de la Vida.

Richard Polio


Erase de un dorado azul pez
que en la fuente de la floresta
de aquel jardín olvidado yacía,
que como príncipe cautivo sus
memorias dormidas día a día
despertaba.

Por mas que nadaba de un lado
a otro, en la fuente su mente de
nesciencia se revestía,
en círculos crecía según su
propio juicio, pero solo vanidad
maduraba.

Los días pasaban y sus aguas
claras fenecían, estancadas,
ya oscurecidas,
su mundo, la fuente de mármol
labrada, bella, de arte preciada
envejecía,
al pezcecito la respiración se le
escapaba, en su ignorancia falta
perecía.

 

Aquel jardín, aquella fuente,
que alguna vez de aromas y de
armoniosas flores se rodeaba,
matices de colores de sol y de
azul perla, de celeste cielo
enlucido, de arboledas silvestres,
y de un afluente de aguas que en
su momento eran claras,
manantial de mármol piedra,
ahora olvidada, descuidada, de
aguas estancadas… se secaba,

los pajarillos con sus dulces
trinos absorbían el oído placido
y encantaban a los mancebos,
que con sus grandes ojos
curiosos, embelesados se
deleitaban al ver al
pececillo danzar al compás del
canto de los alados,
se deslizaba sobre aquellas
aguas transparentes, pomposo,
cual si estuviese sobre el
anchuroso mar.

Ese era su cosmos y este se
desvanecía, su mundo vanidad,
aguas de la fuente de piedra
de mármol forjada y de yerbas
altas ya casi cubierta se
esfumaba,
ya no mas flores, pero arbustos
y cardos, el agua escaseava,
se habían tornado turbias y eran
aguas estancadas,
el paraje moría abandonado,
entristecido el pececillo lloraba,
alzaba sus ojos al cielo en anhelo
de esperanza, sus ojos oscurecidos,
ya adormecidos…

Entre sueños y suspiros se
miraba vestido de cuerpo como
el de aquel travieso que en
aquellos sus primeros días le
visitaba, que al igual que el,
lleno de vida crecía,
se miraba en escuelas, recibía
galardones, crecía en
conocimiento de aquel mundo
en el cual el se extendía,
esto según el pensamiento de
aquella sociedad que le rodeaba,
pero al igual que el pezcecillo en
círculos del vano pensamiento
fenecía, que como en aguas
estancadas, su esperanza fútil y
vacía al final la muerte le
producía…

En aquel momento ya debilitado
percibió una suave voz casi
inaudible, un pensamiento,
acaso un halo,
si despierto o en sueños,
no lo se,
si en delirio de muerte o
de vida no lo se,
apacible, profunda le decía,
captando su ánimo por la
cadencia
armoniosa del tono de la voz y
de su vibrar,
ven, no temas, le decía, yo soy
el río de vida.

Ya no diferenciaba si acaso el
era aquel joven travieso,
muchacho en crecimiento
o aquel dorado azul pececillo de
la fuente de aguas estancadas,
escuchaba atento y la voz se
repetía, ven a mi le decía,
su corazón se hinchaba, ya
gritaba, pero la voz no salía
mas allá de su garganta,
llévame hacia ese río, a sus
fuentes cristalinas querían mis
labios pronunciar…

Al momento unas manos con
ternura, como las de un ser
altísimo que desde lo escondido
le tomaron, arrebatándole entre
las nubes por sobre el jardín de
los encantos… ahora dormido,
llevándole de aquella fantasía
vana, y de muerte,
en manos hacia un hermoso y
gigantesco río de verdes y
floridas riveras, de aguas prístinas,
y de corrientes vivas,
no monopolizadas, que corrían
empujando espuma, bañando los
campos, descendiendo de la
montaña mas alta, sobre la roca,
desde las manos de ese ser
altísimo, corrientes de aguas
cristalinas que saltaban en
danzas vivas, dando vida a todo
aquello que a ellas venían, a
todos los que de ella bebían.

Llevándole en sus alas manos le
depositaba ya respirando, ya
viviendo, ya moviéndose en el
río, en sus corrientes vivas, de
muerte a espíritu aliento,
resucitado, un ser nuevo en un
mundo nuevo,
en lo oculto de su corazón apenas
despertaba, no sabia si el era el
joven, aquel muchacho de aquel
mundo vanidad
o era el pez de las aguas amargas
que a nueva vida
nacía, pero en esas corrientes de
vida…
ya corría, ya vivía.


Yo soy río, soy fuente,
de mis corrientes aguas
cristalinas a las semillas
de los surcos riego,
vida en afluentes vierto
y al pasar por las huertas
jardines brotan,
de arboledas cerco los
labrados,
de frutas y de olores
fragancias en el correr de
mis aguas los prados son
cubiertos.

Yo soy río, soy fuente,
de mis corrientes aguas
cristalinas te ofrezco,
ven y toma de mis aguas
que son aguas que saltan
para vida en abundancia.
Yo soy la fuente que
mana de la roca viva
y todo aquel que bebiera
de mi no tendrá sed jamás
yo soy la fuente, yo soy el
río, la luz de los hombres,
yo soy la vida…

  • Autor: ZeeRichard (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 3 de abril de 2014 a las 20:56
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 195
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