Entre la espada y el escudo.
Entre el adiós y el saludo.
Entre el sueño y lo real.
Entre el extrañarte y el verte.
Tú vas paseando
en la magia del día
sin prisa, ni calma
en contra del tiempo.
Te posas sin nervios
en la luz de la luna,
mientras la estrella fugaz
te vuelve divina.
En lo alto de mí
te haces pequeña
despertando el deseo
de encontrar el amor.
Enlazando mi alma
a tu alegre futuro,
escapando del llanto
de la soledad infinita.
Entonces camino
por el angosto desierto,
esperando encontrarte
en la alegría de mi ser.
Aquella alegría que te mira
creyendo soñar
la suave brisa
que envuelve tu ser.
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