Una gallina rabiaba
porque el granjero
un día almorzaba
con sus huevos.
Yo los puse con esmero
triste se decía
porque pretendía
tener mis polluelos;
pero este pilluelo
con aires de exquisito
sació su apetito
¡ay que desconsuelo!
Y el gallo sereno
dijo a la gallina
¿porqué recriminas
así tan severo?,
agradece que los huevos
sean comestibles,
si no de modo horrible
nos cortarían el pescuezo
y seriamos un almuerzo
más apetecible.
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A veces cacareamos
más de la cuenta,
por qué ignoramos
otras consecuencias.
Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Derechos de Propiedad Intelectual Reservados
Bajo el Número 55620414
Maracaibo, Venezuela
- Autor: Diaz Valero Alejandro José ( Offline)
- Publicado: 11 de abril de 2014 a las 08:28
- Categoría: Fábula
- Lecturas: 16
- Usuarios favoritos de este poema: JADE FENIX, Hugo Emilio Ocanto, DELICADA ABRIL
Comentarios2
Linda fábula con moraleja, siempre enseñando señor Alejandro.
Un abrazo sincero. Bea.
Solo se observa la superficie, es bueno ver, que hay detrás de ella.
Excelente como siempre.
Un fuerte abrazo amigo.
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