Yo también he llorado, y no es que quiera admitir
que soy más débil por ello,
más piadoso por ello,
ni que quienes se niegan a admitirlo sean estúpidos.
Uno mira hacia adentro y no comprende
el alcance ni el rumbo de las cosas que ocurren,
no sabe
en qué lugar del alma tienen patria y cubil las emociones
y a veces un temblor,
una mirada,
algo que nada tiene que ver con un desnudo doméstico
se nos pone delante e interrumpe el mecanismo
de la felicidad.
Y llorar no es hacer causa común con quienes tienen
desprendidos los ojos,
no es cuestión de poner en entredicho
nuestro apoyo a los náufragos,
llorar es recordarnos que hace tiempo quedamos los más solos,
que no sólo perdimos la inocencia y una plaga de gansos
nos robó el paraíso
sino hacer
del afecto más noble una barrera de oxígeno,
del orgullo más tierno una verbena
de peces entusiastas.
Porque a veces resulta que una lágrima
es la parte más densa de un hombre cuando llega la noche
y no encuentra un jardín
o un corazón
latiendo a la intemperie.
- Autor: Vicente Martín Martín ( Offline)
- Publicado: 21 de enero de 2010 a las 05:27
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 233
- Usuarios favoritos de este poema: Melba Reyes A.
Comentarios3
Lindas palabras... que sería yo sin mi llanto... es parte de mi, sino llorase mi alma enfermaría.
Muchos saludos amigo!
Lagrimas que lavan el alma, dejando una frescura en los sentimientos y mucha paz en el corazón, muy bueno tu poema…
Bellísimo poema,
Siempre es un gran placer leerte
Besos
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