Una vez sentí,
que anclaste aquí,
tu ancla de poder,
supe que eras Tú,
el aspado al padecer,
el doloroso calvario,
el triste efigie,
que dejó su cuerpo,
en una cruz,
y ahora, anclaste,
aquí, tu ancla,
con tus manos suaves,
y llenas de pasión,
tu ancla salvadora,
muchos peces pescaste,
con promesa real,
haciendo a hombres,
grandes pescadores,
y ahora, Tú, anclaste,
tu ancla aquí,
en un corazón
que sintió odio,
y ahora, siente,
vivir más, junto a Tí,
con el poder supremo,
de tu pasión,
y creo más en tí,
cuando llegaste a mí,
y anclaste tu ancla aquí,
Jesus, el Nazareno,
y tuve un corazón nuevo,
para seguir amando más.
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