Sì, lo Vì

Flores Zoila T.

 

Estuviste en mi hogar,

Me viniste a visitar,

En mi casa, al medio dìa,

De pasada tu venìas.

 

Me encontraste descansando,

Al fin de la mañana,

Y mis niños reposando,

Eran cuatro y mi Diana.

 

Muchas cosas tu traìas,

Para mi aura limpiar,

Ya que mucho mal veìas,

Y Querìas ayudar,

 

Gracias, infinitamente,

Por el dìa en que te vì,

Nò nò, fuè mi mente,

Yo te vì, y estuviste aquì.

 

En el aire bièn sentado,

Te quedaste frente a mì,

Y tu cuerpo acolchado,

En un rojo carnecì.

 

Sonreiste tiernamente

A mi cara de espanto,

Al mirarte en el aire,

Sentadito en el cuarto.

  

Enseguida mirè tu rostro,

Con dulzura hacia mì,

Tan real y con frescura,

Eras tù el que estaba ahì.

 

Dirijiste mi mirada,

A tu tierno sonreir,

Era tierna y  compasiva,

Asì es como lo sentì.

 

A tu mirada muy precisa,

Mis ojos dirijì,

A recibir ese mensaje,

Una orden para mì.

 

“Nada por què sufrir,

Nò apuro, estoy aquì,

Todo tiene que estar bièn”

De tu Mirada yò advertì.

 

En segundos todo èsto,

Sucedìa frente a mì,

Que sentada yò estaba,

Que de sùbito, yò subì.

 

Final de Agosto, o Septiembre,

Todo èsto sucediò,

Que me acuerdo y nò lo creo,

Hasta el dìa de hoy.

 

2013 era el año,

Y al Este la direcciòn,

Una casa no tan nueva,

Que ocurriò la bendiciòn.

 

Toda una algarabìa,

Majestual apariciòn,

Despuès de èsto se darìa,

Tantas cosas sin explicaciòn.

 

Ultrajaron mi ventana,

Personas del mal vivir,

Nò màs paz a mi alma sana,

Y me pusieron a sufrir,

 

Mi negocio lo cerraron,

Mi sustento a vivir,

Proveyendo a mi familia,

 Mi negocio a producir.

  

Autoridades no tenìan,

Ni una sola explicaciòn,

No sabìan quien venìa,

A ultrajar mi direcciòn.

 

Hasta un dìa que mi miedo,

Me guiaba al internet,

Y Adquiriendo  vìdeo càmaras,

Para a alguien sorprender.

 

En semana y tres dìas,

Encontramos al malechor,

Presetàndome la demanda,

En la Corte Superior.

 

Era un susto y un espanto,

Propietarios de esta casa,

Con malicia y un propòsito,

Y con alma de barrabàs.

 

Para el 7 de Noviembre,

Frente al Juez comparecì,

Falsa excusa presentada,

Que el negocio hizo abolir.

 

No sabìa que hacer,

Ni sabìa a donde ir,

Eran ratos de angustia,

Debìa a alguien acudir.

 

Era jueves  en la tarde,

Cinco y treinta  a lo màs,

Tarde triste y de lluvia,

Que querìa acompañar.

 

Viernes negro de tristeza,

Y de angustia a sentir,

Mi negocio anulado,

No màs niños a consentir.

 

Ignorando mi tristeza,

Y mi angustia al pensar,

Yò gastè el dìa Viernes,

Sin moverme ni pestanear.

 

Bièn temprano en la mañana,

Yà el Sàbado despertè,

Y pidièndole a Jesus Christo,

Que me ayude, me persignè.

 

Encontrar un nuevo sitio,

Donde ir a recomenzar,

En mi mente era fijo,

Pensamiento y mucho màs.

 

Con telèfono a mi lado,

A mi Hermana la marquè,

A buscar mi nueva casa,

Hoy irè, la mencionè.

 

Muy atenta escuchando,

Como enviada de mi Dios,

Para darme un consejo,

Que deje todo al Señor.

 

Eso hice al momento,

Mientras iba en desdèn,

Manejando y pensando,

Tantos hechos tan recièn.

 

“Señor querido y adorado,

Pongo todo en tus manos,

Que si tù nò me ayudas,

Todo aquì se ha terminado”

 

Murmurè de ojo al cielo,

Cuàn querìa que me ayude,

“Y perdòna señor mìo,

Si yò en elgo te he ofendìdo,

 

Manejando por dos horas,

En los pueblos de el costado,

Como huyendo de èsta casa,

De problemas a mì asignados.

 

No obstante nò encontrando,

Nada Bueno yà esperado,

De regreso en mi pueblo,

“Para Renta” he divisado.

 

Una casa muy bonita,

En perfecta condiciòn,

Piedra roca en su fachada,

Y muy grande de aficiòn.

 

Hice pause en el camino,

Y marquè con emociòn,

A un nùmero de telèfono

Y adquiriendo una concesiòn,

 

Escuchando mi pedido,

Voz muy suave y refinada

“Sì querida yo te enseño,

Y de niños tràe una manada.”

 

Contestò en el telèfono,

Una voz angelical,

Nò obstante a requisitos,

Era simple y functional.

 

A todo èsto me olvidaba,

Que yò vì a mi Señor,

Ese dìa en el cuarto,

Que un mensaje me dejò.

 

Ante tanta maravilla

Ahora sè que fuè èl.

Quien con perfeccionamiento,

Mis problemas resolviò.

 

Solo sè que nò fuè un sueño,

Ese dìa en que lo vì,

Que sentado en el aire,

El estuvo frente a mì.

 

Mientras màs yò me acuerdo,

De su cara y su sonreir,

Sentadito en el aire.

Con consuelo a mi sufrir.

 

Se ha encargado de enseñarme,

Su palabra y su misiòn,

A travez de su mensaje,

De la Bliblia a mi razòn.

 

Confesando y escuchando,

Con quien sabe del Señor,

Como Santa Teresita,

Nò lo niego. Yò vì a mi Dios.

 

By Zoila T. Flores

 

  • Autor: Zoila T. Flores (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 23 de noviembre de 2014 a las 01:09
  • Comentario del autor sobre el poema: El Señor Espìritu Santo, o el Señor Jesucristo o Papà Dios que es la misma Santa Persona, Nunca te abandona. Cuando te encuentres en aprietos, siempre acuèrdate de èl. Y mi historia yò quiero contar.
  • Categoría: Religioso
  • Lecturas: 112
  • Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
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Comentarios +

Comentarios3

  • bambam

    La fe mueve montañas amiga mía un verdadero deleite leer tus letras,
    aunque sea inspiración si atrapa.
    besos
    bambam

    • Flores Zoila T.

      Y un gusto deleitarlo con mi inspiraciòn. Muchos saludos a Ud.
      Zoia T. Flores

    • El Hombre de la Rosa

      Muy extenso por su belleza tu hermosa plegaria personal estimada poetisa y amiga Zoila T. Flores...
      Un placer pasar por tu lindo portal...
      Un abrazo de amistad de tu amigo Críspulo...
      El Hombre de la Rosa...

      • Flores Zoila T.

        Como siempre un placer recibir una opiniòn tan càlida de un querido poèta y amigo. Saludos.
        Zoila T. Flores

      • saflow

        Hermoso seudonimo. Gracias por tomar un tiempo para leer mi experiencia. Gracias,
        Zoila



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