Estoy pensando, avisenme, porque a veces pensar es un problema.
De forma nubosa, su pelo ondea.
No es más que un reflejo de lo
que el alma desea. Puro corazón.
Sentimiento. Amor. Frialdad me-
dida.
Ojos como llamas, que punzan.
Hieren el alma con ardor y deseo.
Todos ven su luz, mas nadie la
posee; es espíritu libre. Ruina
mía fue querer tocar el propio sol.
Piel arbórea, corteza lisa, tacto
suave. Imposible delicia. Morir
por besar sus hombros, cuello;
probar su boca, y dejar el alma
en ella. No es posible, ya no.
Cuerpo de algodón; nada le
sobra, nada le falta. Dar el placer
más grande por acariciar su
cintura. ¿Cuándo? Ya nunca más.
Abrazarla y fundirme, ya nunca
más.
Cobarde por no luchar. Sí.
Cobarde. Tuve su querer en
bandeja, y no me hice cargo de
darle también el mío.
No probé más que su esencia y
su mente. No probó más que mi
esencia, y mis versos.
¿Dónde estás ahora, primer amor? Yo sé, yo sé. En mi pecho...
- Autor: El nada (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 21 de abril de 2014 a las 23:44
- Comentario del autor sobre el poema: Dedicado, o quizá no; pero sí inspirado por quien no tuve la fortaleza de querer como se debe.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 28
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