Puedo contar las breves cosas
Que me quedan y las que he
Aprendido después de treinta
Años: un atardecer en Ciudad
Universitaria, el sabor a durazno
De un labial en esa misma tarde,
Crear la inútil metáfora
Del amor y la muerte en un verso
que sólo dos personas han leído, me quedan
Y definen ripios numerosos y lágrimas
Poco menos numerosas, la prosa de
H. Quiroga, La muerte y la brújula,
El vocablo en la frente del Golem
Que articula su muerte (met), la
Segunda y última fecha de mis días,
Algunas vanas erudiciones de lo
Que existe y que no me salvan…
Cada breve cosa que he aprendido
Y que conservo la daría al fuego o
al rigor enconoso de la tachadura
sólo por un instante de tu tiempo
o un recuerdo nítido como un
constante presente, aquel en el
que me diste ese preciso beso
con que me besaste y que hoy
es sólo una música tenue que huye.
A mis treinta años sé que la
Vida se ha detenido indefinidamente.
- Autor: Joseph Octavius Moral Lope ( Offline)
- Publicado: 23 de abril de 2014 a las 15:26
- Comentario del autor sobre el poema: Poema de la autoría de un amigo muy querido Augusto L. Dedicado a la mujer que amó (Lorena GC).
- Categoría: Amor
- Lecturas: 80
- Usuarios favoritos de este poema: Joseph Octavius Moral Lope
Comentarios1
Elocuentes palabras amiga para determinar al final que sin amor poco o nada nos llena la vida.
besos,
Muchas gracias por comentar, lo aprecio mucho amiga.
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