Apretados. Doloridos. Sin luz. Rodeados de una eternidad aún no definida. Sin sorpresas. Con la tranquilidad de dormir sobre su tumba. Sin somnolencia.
Así es cómo sabían vivir. Ahora no necesitan del fuego ni tampoco su engaño. Habían aprendido a crear a oscuras y también les habían enseñado cómo hay que morir en cada instante exacto.
El clan se oculta en las cavernas. Del miedo. De sí mismos. De la muerte. Por eso son ellos los que persiguen a ciegas a los psicopompos. Por eso maldicen con mi nombre. A todo lo que existe para adorar en cambio lo que no conocen.
No pueden ver cómo juegan y se imitan unos a otros. Ladran y persiguen sombras. Parece que se juntan como palabras sueltas. Sus pensamientos se vuelven casi tan oscuros como lo que les rodea y entonces la electricidad se corta al pasar entre ellas.
A veces intentan empezar por el final. Y después renuncian a que vuelva. Me gritan que allí todavía tengo mi hogar, a tres metros bajo tierra pero nadie se puede engañar. Al final, ésta es sólo otra manera de decirlo. También se choca contra las señales aunque todo ha sido muy lindo.
- Autor: Poeta-Maldito1976 ( Offline)
- Publicado: 24 de abril de 2014 a las 08:07
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 23
- Usuarios favoritos de este poema: lily natalia
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.