Detesto tener que subir cien cuadras tan solo para verme en el espejo/Tener que seducir a tres palomas en pleno vuelo y despegar mis pies del suelo por el íntimo placer de ver sangrar sus plumas/No me gusta que la vanidad se eleve en mi lugar/Me hago el enojado cuando busco las palabras en mi bolsillo y las encuentro amontonadas en dos pupilas que me miran de antemano/Odio pasar por lluvias y por charcos y lágrimas y sudores y por toda clase de aguas húmedas y líquidos mojados, y encontrar que sigo seco al final del vendaval/Tener que ver inmundicias y delicias colgadas en alambres sin poder tocarlas por temor a perderme en el camino. Detesto tener que llegar a mi destino/Me ahoga ser el mismo transeúnte que me mira y miro en las calles tumultuosas y que busca en mi garganta y en la suya el eco de un saludo a punto de morir.
Se acaban los caminos, ya no hay tantos como ayer ¡y que mas da si todos llevan a lo mismo!
Me encanta arrancar el césped con mis labios somnolientos y mis dientes afilados y fingir ser rumiador, aunque tan solo sepa vomitar/Me gusta resolver los entredichos del destino con sedantes sin memoria, perderme en laberintos que no son míos y jugar a ser un dios que exige sátira e ironía/Me gusta ser chofer de un taxi en madrugada y coquetear con una sombra ausente en el espejo/Me encanta ser salud estando enfermo, tropezar de a dos los escalones y brincar de a cuatro las palabras/ Me encanta ser la luz de flor y aroma de bombillo, aunque detesto que me huelan y me brillen.
Soy siempre el mismo, y siempre cambio lo mismo para volver a ser lo siempre mismo.
Me encanta ser el mismo, aunque detesto serlo siempre.
Comentarios1
muy bello
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