Si en los vuelos me regalas el aroma de tus besos, en aquellos días que florecen las clavelinas y cerezos.
Por qué te quedas sin aliento con los más fuertes tormentos de un corazón sediento que late con tal sentimiento.
En la oscura sombra del ocaso que reverdece en mil pedazos, unidos aunque se suelten como peces en vasijas de tinajeros.
Tras una barda crecen colmadas de asalias y sin el más poseído de los sueños.
Vas dejando pasar entre senderos y versos el que ha de conquistar con un solo soplido la calma de tu amor prohibido.
Al no poderte quitar lo que nunca a has tenido.
Cuando los crudos sinsabores que tu cuerpo de filimisca haya tenido, mientras que de tus labios emergen rio de voces alegres que tangibles se desvanecen en la espesura de la noche oscura.
Siempre que las saetas se desaparezcan y las alegorías se oculten, al verte suspirar tus ojos grises por el mar se deslicen.
En el edén de tu cuerpo solo aparecen lagrimas blancas por aquel amor que te pertenece, al que no podran apartar de tu alma entre tanto las riegue con creces.
LUIGY
Comentarios1
Hermoso poema como todo lo que sale de tu escritura...... Maigua.
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