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Flavo de mi ocaso casi de una noche,
flas que chispa al marcharse de mi cielo,
y si eres mi sol como el fuego que quema,
no quiero que te vayas nunca, si te veo,
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sol de mis días tristes y más que dicta el reloj,
y como brújula te mueves a más direcciؚón,
sol de mi eternidad e inmortal luz,
te quedaste conmigo, yo soy tu Dios,
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el que en un día te creó y fue para mí...,
poder verte en mi cielo bendito,
no juzguez mis pasos por el suelo,
si yo mismo como Santisima Trinidad,
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bajé desde lo más alto y tu fuiste testigo,
de mi viacrucis por la vida,
que yo mismo entregué y que fue así,
y mi rostro al sol con sudor,
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dejé caer gotas de pasión por el suelo,
no juzguez sol mis pasos, fuiste testigo,
y nada más....porque eres maravillamente un sol....
que siendo testigo, no cómplice de todo.
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- Autor: EMYZAG (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 1 de mayo de 2014 a las 00:59
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 40
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Muy gratificante la lectura de tus hermosas letras poetisa y amiga...
Saludos de afecto y amistad de Críspulo...
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